STAFF/Margarita Arreola-@marguiarreola
No, Jessica González no es única mujer asesinada en la capital michoacana, pero ha sido una las que logró unir y enlutar a toda la ciudad, tal como se mostró este sábado cuando cientos de mujeres salieron a manifestarse sin importar la pandemia, para exigir justicia por una chica más asesinada.
En medio de una tarde-noche nublada que terminó en lluvia, decenas de mujeres fueron llegando la calzada San Diego y la fuente de Las Tarascas para dirigirse en manifestación a palacio de gobierno; la mayoría vestía de negro y portaban cartulinas y pañuelos o prendas moradas símbolo del movimiento feminista, además de ir acompañadas de integrantes de sus familias y hasta mascotas.
Algunas encapuchadas, otras solo portando su cubrebocas, pero todas con un mismo objetivo exigir justicia por la muerte de Jessica, poco arrancó la marcha que a su paso por la Madero vivió de todo desde los comercios locales que se solidarizaron con la causa y desde portales y ventanas apoyaron la movilización hasta la molestia de algunos automovilistas o transeúntes que cuestionaron «las formas».
La situación se volvió más compleja cuando entre las consignas y las lágrimas se iniciaron las pintas en paredes y ventanas con leyendas como «Justicia para Jessica», «Jessica no murió, mataron», «nos falta Jessica», «Diego Melgoza asesino, te vamos a encontrar», además que se empezaron a romper cristales de bancos, Congreso Local hasta palacio de gobierno.
«Fuimos todas, fuimos todas», gritaban los contingentes mientras en bloque negro golpeaba en los cristales para romperlos con un martillo o las latas de aerosol que utilizaban para las pintas.
El recorrido duró aproximadamente una hora, al llegar a palacio se intentó prender fuego a la puerta haciendo explotar las latas de pintura que desprendieron una llamaraday fuerte humareda que alertó al grupo de elementos de la Unidad del Restablecimiento del Orden Público que rápidamente protegieron el edificio provocando un enfrentamiento verbal con las manifestantes.
Tras la llegada de los elementos UROP las manifestantes se hicieron de palabras con ellos, pues echaron en cara que no estaban para defender a Jessica o cualquier mujer.
Después algunas de las presentes comenzaron a empujar a los elementos que protegían el recinto histórico, pues esta acción la consideraron innecesaria cuando hay mujeres que ya no regresan a sus casas debido a la violencia.
Por lo que restó de la manifestación los elementos permanecieron en el lugar, e incluso corrían rumores de un fuerte operativo que esperaba sorprender a las manifestantes para retirarlas del principal cuadro, sin embargo, todo se trató de rumores.
La exigencia de justicia por la joven maestra Jessi, fue tan intensa como compleja, dentro de la revuelta que se ocasionó por el ruido de la explosión de las latas y la presencia policial se desató una estampida que hizo huir a decenas de manifestantes que sin saber que ocurría prefirieron resguardarse, momento que también se extravió un menor de nombre Ángel que por fortuna se encontró en poco tiempo, sano y salvo.
Además de las pintas registradas en negocios en la Catedral de Morelia también quedaron plasmadas algunas consignas así como una bandera de México que en su frente decía «Feminicida»
En esta ocasión no hubo grupos provida que se reunieran en los recintos católicos para «protegerlos» de las pintas, por lo que a la catedral se le grabó «La iglesia nos vicia»
Poco antes de que los grupos comenzaran a disiparse, unas comenzaron a realizar la quema de carteles utilizados en las consignas.
Parecía que hasta el cielo lloraba la muerte de Jessi pues la lluvia se hizo presente con gotas leves pero constantes que resistió el grupo más férreo de las feministas pero que terminó por deshacer la manifestación pasadas las 8:30 de la noche.
Negocios cerrados, fuentes pintadas con saborizantes, bengalas de colores morado y verde fue parte del escenario en que se vivió una de las protestas más sentidas por la violencia que existe contra las mujeres en Morelia y Michoacán.
