STAFF/@michangoonga
Contestarle «de mala manera» a su padrastro quien la interrogó del por qué no se había ido a trabajar, fue lo que le costó la vida a Erika Kassandra. Ello según la versión oficial de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Michoacán (PGJE), la cual ha fincado a Daniel Mendieta Sainz como presunto responsable de acabar con la inocente vida de la joven enfermera de 19 años de edad.
Al final, no fue un narco, y tampoco un integrante de las fuerzas rurales, o un acosador encelado sino su propio padrastro atendiendo lo que dijo el procurador Martin Godoy en la conferencia de prensa de ayer lunes, quien de paso, lo exhoneró de haber maltratado, mutilado, desollado al cadáver de la chica tal como fue encontrado, argumentando que eso fue obra de la fauna del paraje donde fue abandonada.
¿Bestia inhumana o asesino circunstancial? Decidimos tratar de conocer aspectos básicos de este hombre ante la falta de un perfil psicológico que la propia PGJE debió emitir para comprender qué pudo haber motivado a Mendieta Sainz a matar a golpe limpio a su propia hijastra de quien la dependencia especula que abusó sexualmente cuatro años atrás, al cumplir Kassandra 15.
Según lo explicado por el procurador Godoy, el presunto asesino cayó a través de un interrogatorio en el cual narró que el pasado miércoles 3 de este mes, cuando fue reportada desaparecida, la joven tenía que presentarse a las 7pm del viernes a cuidar a unos gemelos recién nacidos, por lo que su madre y el mismo padrastro salieron a las 5pm de la vivienda.
Mendieta Sainz regresó al hogar y se encontró con que Kassandra aún no se había marchado a trabajar por lo que al cuestionarla al respecto inició una discusión que provocó que el sujeto se le avalanzara y la emprendiera a golpes con el puño en el rostro para después asfixiarla hasta matarla.
La versión oficial indica al respecto que “…se realiza un interrogatorio exhaustivo al padrastro, quién después de varias horas termina por confesar y reconoce que privó de la vida a Erika Kassandra el mismo día 3 de diciembre cuando regresó a su domicilio aproximadamente a las 7 de la noche, pues reconoce que cuando ingresa al domicilio se da cuenta de que Kassandra aún no se había ido a trabajar, por lo que la cuestiona al respecto y ésta le contesta de mala manera, lo cual provoca su ira y se le va encima a golpes, logrando derribarla».
«Ya en el suelo, se sienta sobre el abdomen de la joven, mientras ésta forcejeaba con él al momento que se sacudía, es entonces que el activo aprieta las piernas para impedir los movimientos de la joven al momento que con ambas manos oprimía el cuello hasta que ésta dejó de moverse, por lo que una vez que se da cuenta de que lo que había pasado, se queda sentado junto al cadáver por media hora y posteriormente la envuelve con una cobija y la arrastra para meterla en la cajuela del vehículo Tsuru y se dirige a la carretera Uruapan-Los Reyes y finalmente detenerse a la altura de Las Cocinas, lugar donde abandona el cuerpo y se retira del lugar”.
Al final de cuentas el relato de la PGJE habla de un presunto asesino de sangre fría quien no dudó en imponer su infinitamente fuerza superior, con un peso y una estatura que cuando menos doblaban a su hijastra, ella de 19 y él de 42 años.
¿Quién es entonces Daniel Mendieta? Ese hombre que según la Procu una vez cometido su crimen, “regresó a su vivienda para darse un baño, espero al día siguiente» y, de acuerdo al procurador José Martín Godoy, actúo «como si nada hubiera pasado», fingiendo «como si la apoyara (a la madre de Kassandra), pero con la intención de estar al tanto de las investigaciones y evitar ser cuestionado», aseverando que no hubo otra persona implicada en el asesinato.
Taxista de oficio, Mendieta Sainz utilizaba un Tsuru blanco propiedad de su esposa, la mamá de Kasssandra, mediante el cual a la postre utilizaría para trasladar el cadáver y tirarlo en la citada comunidad de Las Cocinas.
El padrastro de Kassandra comenzó a utilizar dicha unidad desde el 2012 en la agrupación Radio Taxi Organizado. En ese mismo vehículo viajaron en familia a Guadalajara en noviembre pasado junto con su esposa Ángeles y Kassandra, para asistir a un partido de las Chivas, equipo favorito aparentemente de toda la familia, así como después realizar un recorrido por la ciudad. De igual manera tanto el perfil del padrastro como el de Kassandra, aún tienen como imagen de avatar el recuerdo del viaje con la misma bandera.
Como si fuera un adolescente, Daniel se identificaba en su perfil de Facebook como “Ñaañeel Mendieta Sainz”, en la cual por cierto, en abril de este año, compartió otro significativo viaje que realizaron en familia a la playa en Ixtapa, Zihuatanejo, mostrando una fotografía en el que ambos posan para la cámara mientras lucen trajes de baño, así como el hombre abraza por detrás a Kassandra, quien luce en una gran sonrisa así como una postura relajada, mientras que él, ante el aparente reflejo del sol, su rostro se logra ver un tanto serio.
Llama la atención que en dicha imagen, por parte de Kassandra no hay muestra ni nerviosismo, de rechazo, seriedad o enojo, mismo que resultaría del aparente abuso sexual que Mendieta Sainz le realizara a la joven hace cuatro años, así como lo indicaron las autoridades el día de ayer. Asimismo en el perfil de la red social de la madre, compartió una serie de fotografías en las que se puede observar incluso cierto «compañerismo» entre ambos.
Por otra parte resalta el hecho de que Daniel tiene una hija de otro matrimonio, y quien probablemente es de la misma edad que Erika.
Las sospechas contra el presunto asesino comenzaron tras haber interrogado a cinco personas, cinco ex novios de Kassandra quienes informaron que la joven les había comentado que su padrastro había abusado sexualmente de ella cuando tenía 15 años, sin embargo no pudo ser confirmado.
Tras mostrar una actitud sospechosa de Mendieta, las autoridades revisaron el hogar, localizaron el bolso de mano de la joven junto con las llaves de su hogar, lo cual hizo suponer que Erika no salió de su casa, siendo así la escena del crimen, mismo que fue confirmado tras encontrar «una espina» en un calzado del sujeto, así como algunos restos del cabello de la joven dentro de la cajuela, lo que terminó por delatarlo completamente, ante lo cual intentó sobornar con 10 mil pesos a los ministeriales para negociar su libertad, se asentó en el informe oficial.
Llama la atención que durante el paso que estuvo en calidad de desaparecida, “Ñaañeel Mendieta Sainz” compartió una sola vez una imágen de Kassandra pidiendo su colaboración y tras su muerte, dos veces más abordó el tema de su hijastra, compartiendo un video musical realizado por una amiga de ella; y se dió tiempo para reclamarle a Marco Antonio Solís por la situación de inseguridad en el estado -aprovechando la visita del artista a Morelia en esos días-, refiriendo además el asesinato de Erika y quejándose de la falta de atención de la Procuraduría al interponer la denuncia:
Daniel Mendieta Sainz, aficionado de las Chivas, tatuado en ambos brazos con signos tribales, con un sentido del humor un tanto adolescente, que lo mismo compartía memes que ha exigido la renuncia de Enrique Peña Nieto y se condolió por el deceso de Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, con gustos por el rock en español con bandas como El TRI o Gustavo Cerati, bebedor de cerveza, ojo alegre; es a grandes rasgos el perfil del supuesto asesino a decir de las autoridades, del homicida que cegó una inocente vida que tenía todo por delante; el mismo que el periodista tapatio Leonardo Schwebel dijo, tras acusar al gobernador Jara por ser un “imbécil” al considerar “hecho aislado” el asesinato, que quería conocerle proponiendo que se le arrancase el rostro -con una navaja- gradualmente hasta que quedará desfigurado como quedó Erika kassandra en sentido de verdadera justicia.
¿Chivo expiatorio o justicia pronta, expedita y eficaz?
