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Sobre advertencia no hay engaño // By Camila Cienfuegos

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Por Camila Cienfuegos (Corazón de melón)

A los ojos y oídos de una sociedad hastiada del binomio maldito crimen-impunidad, el discurso del gobernador Silvano Aureoles Conejo resulta sutilmente seductor; es lo que cualquiera desea escuchar: “es la última vez que les permito (a los normalistas) bloquear las carreteras”, y también tienen razón cuando afirma que “la sociedad está hasta el gorro” de esas actitudes.

No deja de llamar la atención que la advertencia se extiende hacia los profesores disidentes, especialmente de la CNTE: “profesores que se nieguen a ser evaluados serán dados de baja”.

Y finalmente la frase que resume todo: “Sobre advertencia no hay engaño” y Silvano ya lo soltó, ya lo advirtió, ya cantó el ultimátum: si los michoacanos dejamos de ver los desmanes de cualquier grupo social, o al menos advertimos que sus desmanes no quedan impunes, el mandatario no solo contará con el invaluable apoyo de la opinión pública para el legítimo uso de la fuerza que salvaguarde el estado de derecho, sino que finalmente podremos ver un atisbo de luz al final del largo túnel de corrupción e impunidad que heredaron los anteriores gobiernos, incluso de su propio partido. Pero como bien lo dijo Silvano, “sobre advertencia no hay engaño”, la frase también está destinada para él, ya que si le queda mal a los michoacanos, el costo político será muy alto, pues el periodo de advertencias también tiene fecha de caducidad. En algún momento tendrá que actuar, y es ahí donde se verá la coincidencia entre lo que ha dicho y lo que hace.

También es cierto que ningún gobernante escoge las condiciones en que recibe un gobierno, o mejor dicho, las instituciones y finanzas de un gobierno, pero sí la manera en que habría de encarar y resolver los problemas heredados por malas prácticas u omisiones.

¿LUCHA CONTRA EL CRIMEN EQUIVOCADA?

Sebastián Marroquín, hijo del famoso capo del narcotráfico colombiano, Pablo Escobar Gaviria, dio una charla-conferencia en esta ciudad donde afirmó que la lucha contra el crimen organizado se está realizando de manera equivocada. Es obvio que el vástago del legendario criminal no ha encontrado el hilo negro, tampoco cuando habla de fortalecer los sistemas de justicia, ni cuando hace una comparación sobre su país y el nuestro en materia de narcotráfico: “lamentó que la problemática mexicana sea similar a la colombiana”.

Sebastián Marroquín, tampoco descubre que, igual que en Colombia, en México, las autoridades violaron los derechos humanos para combatir al crimen y perdieron con ello calidad moral hacia sus gobernantes.

Me parece que Sebastián pretende sutilmente reivindicar a un hombre que literalmente le declaró la guerra al Estado colombiano y realizó ataques terroristas contra la sociedad indefensa que años atrás le adoraba por darles dinero.

Lo novedoso de todo lo anterior es que lo dice el hijo del capo, el que pudo haber sido el heredero del imperio Escobar, pero que incluso tuvo que cambiar de nombre para vivir de bajo perfil ante un mundo que quería arrebatarle su vida como represalia ante el dolor y muerte legado por su padre.

¡¡¡Excelente jueves para todoooooooooooos!!!

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