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Irregularidades con Versión De PGR Dejan En Duda Los Hechos

STAFF / @michangoongaMurillo Karam PGR

La versión oficial que la Procuraduría General De Justicia ha dado a conocer respecto al paradero de los 43 Normalistas ha sido duramente cuestionada por distintas facciones por los elementos que han dejado al aire o descuidados, hechos que tienen que ver con testigos y con acciones que eran complicadas en el momento que plantea la PGR.

Según la versión de la PGR, el grupo Guerreros Unidos llevaron a los normalistas al basurero “El Papayo”, donde los quemaron con gasolinas y llantas y luego los volvieron a requemar, para así después tirar los restos al río San Juan.

El periódico Proceso, envió un reportero que se encargó de entrevistar a l gente del, quienes dieron una versión distinta de los hechos.

Principalmente, esa noche hubo lluvia intensa, lo que dificultaría grandemente que se pudieran quemar un cuerpo al grado al que señala la PGR. La gente que se encontraba en el lugar, asegura no haber visto ni escuchado nada la noche del 26 ni la mañana del 27 de septiembre.

Cuando entrevistaron a un pepenador que frecuenta el lugar, se toparon con que el basurero Papayo es muy frecuentado por pepenadores muy temprano en la mañana. También aseguraron que en ese basurero no es común encontrar llantas ni restos plásticos puesto que este basurero se procura mantener limpio debido a que las vacas del lugar se pueden morir si comen a los alrededores, por lo que llantas y plásticos son llevados a los basureros municipales.

Murillo Karam señaló que los Guerreros Unidos usaron este hoyo para ejecutarlos, donde habrían quemado los cuerpos repetidamente hasta dejarlos convertidos en carbón. Dos horas después de esperar a que se enfriaran los habrían fracturado en pequeñas piezas, depositado en bolsas negras de basura y esparcido en el río San Juan.

Para apoyar su versión, hizo uso de un video donde reconstruyeron el cómo habrían matado a sus presas y fotos de los hallazgos que veiron en el Papayo: únicamente casquillos de bala, pedazos de tierra quemada, llantas a medio derretir, dientes y fragmentos de huesos.

Julio César Mondragón Fontes, normalista cuya fotografía en la que aparece con el rostro desollado, es el contraste definitivo entre el proceso meticuloso y preciso, que los Guerreros Unidos supuestamente pensaron para no dejar huella de los normalistas, cuando sin más, dejaron un cadáver totalmente expuesto y sin ningún afán del anonimato de la víctima.

Los padres de familia que recientemente se reunieron con el EZLN, comentaron que las personas que fueron presentadas como responsables y que fueron llevadas a declarar, presentaban muestras de tortura, por lo que suponen que la versión que ellos dieron fue forzada y por ende, oculta la verdad.

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