Milena Suástegui-@milenasuastegui
Además de los riesgos que corre por laborar en el área de infectología del Hospital de la Raza en la Ciudad de México al hacerle frente al COVID-19, la enfermera María de Guadalupe Calva Escobar enfrenta una situación económica complicada debido a que desde octubre de 2019 le adeudan su sueldo, sin hasta el momento brindarle alguna respuesta ante su demanda.
En 2012, la trabajadora de 58 años con 37 de antigüedad en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), fue rescindida injustificadamente de su contrato y salió de la nómina, pero a pesar de eso siguió en labor porque ama su trabajo, por lo que el año pasado fue reinstalada, sin embargo, su reactivación continúa en proceso, situación que le ha provocado que le adeuden desde octubre de 2019 a la actualidad.
“Regresé a trabajar y no me pagan, no estoy como trabajadora, no me programan vacaciones, ni siquiera puedo meter un cambio a Morelia porque no existo para ellos en el sistema, solo voy a trabajar, checar y punto, no estoy como trabajador activo, tengo varios derechos que no los ejerzo porque no existo”, destacó la enfermera en entrevista telefónica para Changoonga.com.
Durante los dos meses anteriores, María de Guadalupe estuvo de permiso sin goce de sueldo y ahora que regresó el primero de abril, se encontró con el hospital ya no atiende a pacientes infectocontagiosos, sino que fue destinado únicamente para pacientes con COVID-19, por lo que ahora más que nunca exige su salario que tanto necesita ante una situación como la pandemia que se vive actualmente.
“No me han dado fecha para solucionarme mi situación, demandé al instituto por riesgo de trabajo, envié un escrito al Consejo Técnico y al delegado del Norte de la Ciudad de México, les comenté que lo que estoy viviendo es terrorismo laboral, pero no he recibido respuesta alguna”, indicó.
La trabajadora de la salud comentó que anteriormente pudo esperar que no le pagaran, pero se ha visto en una situación difícil ya que los gastos se le juntaron, ya que paga renta de una casa en la CDMX y otra en Morelia, servicios, comida y pasajes, ya que cada semana viaja de una ciudad a otra, sin embargo, ahora ya no le brindarán permisos ni permitirán separarse de su cargo ante el coronavirus.
“Me reinstalaron en 2019, aunque no se ha resuelto en su totalidad por diferencia de cantidades, pero la reinstalación no está en duda. Ya pasé los años de jubilación, me gusta ser enfermera, el trabajo le da sentido a mi vida, yo lo único que pido es mi sueldo y ya”, exclamó.
También tiene a su cargo a su hija de 24 años, que continúa con sus estudios, quien tuvo que solicitar una beca académica debido a que María de Guadalupe por el momento no ha podido apoyarla en sus gastos estudiantiles.
