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Miedo al olvido y otras minucias// By @Ruy_Carreno

editoriales

Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.
Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.

 

“El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal”

Aristóteles (Filósofo griego, 384 – 322 a. J. C.)

Por Ruy Carreño

¿Qué es el miedo? La propia pregunta lleva implícitas innumerables respuestas y enfoques; sin embargo, al miedo hace falta sufrirlo para poder comprenderlo.

Desde una óptica psicofisiológica “podría ser visto como un estado que resulta de la unión de una reacción afectiva de intensidad variable con manifestaciones neurovegetativas más o menos importantes; y todo ello repercutiendo intensamente en los actos del sujeto” (Mannoni, P. El Miedo, 1990).

Para ser franco, mi primer contacto con el miedo (y tal vez con la muerte) lo tuve a los once años de edad; cuando caí en una parte profunda del río Balsas y estuve a punto de ahogarme por no saber nadar; esa experiencia me dice más que la metodica definición sobre el miedo.

Ahora mis temores son otros, el miedo al olvido es uno de ellos; sólo que esta vez quiero positivarlo, darle otro giro; ante la desmemoria y la forma falaz en que nos ocultan la verdad (la cual por cierto, debemos defender como un  derecho), ante la impudicia de nuestros gobernantes. Si el miedo es una de las emociones de adaptación más importantes, ya que nos alerta frente al peligro; hoy quiero alertarlos, contagiarles mi miedo.

A siete meses de la desaparición forzada de los estudiantes normalista de Ayotzinapa, debemos luchar contra el olvido; frente a las ejecuciones extrajudiciales de Apatzingán y Tlatlaya, debemos defender la verdad con valentía, como ha hecho la periodista Laura Castellanos, contra las mentiras que el gobierno nos obliga a tragar, a través de los medios de comunicación de masas; sin olvidar, que el miedo también es un arma de guerra, un arma de dominación política; ante ello no debemos permanecer pasivos.

En México (uno de los 15 países más felices del mundo, según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas) existen diversos escenarios del miedo; que van desde: el policía estatal que secuestra al ciudadano de a pie para “extorsionarlo” (Estado de México), al fuego cruzado en una plaza pública a plena luz del día (Guerrero), a las cuotas de maíz y productos del campo que los ampones del crimen exigen a jornaleros de Tierra Caliente (Guerrero y Michoacán), al ‘asaltante” que sube al camión y a mano armada,  lanza el violento grito de “–ya se los llevó la chingada…”

¿Cruda realidad la nuestra, no? Ante los posibles escenarios del miedo; sólo hay dos sopas, la negación pura y simple de nuestra realidad (no se reconoce, no se quiere reconocer, o se hace como si no existiera) o enfrentarla, adaptarnos y combatirla desde los diferentes ámbitos.

México es hoy el país del miedo; entorno a ello, es menester  temer al olvido; al olvido que la historia y la verdad oficial impuesta quieren hacer de los crímenes de lesa humanidad. La revolución que viene, es nuestra,  no del maldito gobierno.

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