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Adiós, Jacobo// By Camila Cienfuegos

 editoriales

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Por Camila Cienfuegos (también llamada, La Aprendiz de Zabludovsky)

¿Instrumento del sistema priísta?

¿Periodista vendido?

¿Vocero gubernamental?

¿Solapador?

De Jacobo Zabludovsky podrán decir lo que quieran y podrán estar de acuerdo o no con su estilo, pero muy pocos podrán negar que era un gran periodista. Ayer falleció don Jacobo a la edad de 87 años; tal vez de los últimos veteranos del periodismo de la vieja escuela.

Yo crecí con él y su noticiario 24 Horas que condujo por 27 años. Incluso mi abuela me decía con mucha discreción que Jacobo era su novio, y no por guapo, sino “porque es muy inteligente ese señor”.

Jacobo era un hombre ya viejo cuando retornó de lleno a la radio (luego de su abrupta salida de Televisa), donde él mismo dijo, se sentía más a gusto, más libre, y la verdad se le notaba relajado.

Yo le escuchaba cuando el tiempo me lo permitía y hasta el tupido tránsito vehicular se hacía más ameno disfrutando su pausada y serena voz en el noticiario “De una a tres”. Jacobo era amante del tango y nunca dejaba de rematar en su noticiario con alguna vieja melodía, principalmente de Carlos Gardel.

Cuando se le preguntó su opinión en torno a la apertura de la televisión mexicana (que a él no le tocó) respondió: “sigue siendo un monopolio, solamente que uno tiene el 80 por ciento y el otro el 20 por ciento”.

Jacobo ejerció un periodismo en tiempos en que no había opciones, ni para los televidentes ni para los periodistas, pero supo sortear los tiempos y, cualquiera que pensara que con la caída del sistema priísta él desaparecería, se equivocó; para sorpresa de sus detractores, su programa De una a Tres se convirtió rápidamente en el de mayor audiencia.

Hoy son otros tiempos, otros personajes, otros periodistas y más libertad y democracia. Por eso no es exagerado decir que la muerte de Jacobo es literalmente el fin de una era.

Resulta irónico que Jacobo muera el mismo día que Porfirio Díaz, otro personaje igualmente poco comprendido, con errores y aciertos, pero finalmente humanos.

De Jacobo Zabludovsky  podrán decir muchas cosas, igualmente son verdad o también mentira. Yo prefiero quedarme con ese señor sereno, serio, carismático, que entrevistó tanto dictadores de la talla de Fidel Castro, que personajes como el mismo artista, Salvador Dalí. Me quedo con aquel periodista que relajaba con su serena voz, me quedo con el novio de mi abuela, aunque Jacobo nunca lo supo.

¿ELECCIÓN EN EL PRI? ¡JA!

Dos reglas muy simples tienen los priístas, y fueron pensadas y creadas para que no le queden dudas hasta al más soquete de sus simpatizantes:

  1. Disciplínese y
  2. Cállese.

El presidente de la República, emanado de ese instituto político, es quien posee de forma unipersonal el monopolio del poder, pero, como ya se comprobó en los dos sexenios anteriores panistas, cuando no se tiene cabeza visible, el mando lo ostenta la dirigencia nacional con las respectivas delegaciones estatales que recaen en la figura de los gobernadores en turno.

Sin cabeza, los priístas se tornan torpes. Su alta “caudillo-dependencia” (igual que MORENA con AMLO) les ha traído ventajas y desventajas: por un lado, poseer decisiones unipersonales hace que se den actuaciones prontas, sin importar si son equivocadas; lo malo es que se sacrifica independencia, libertad, criterio y hasta dignidad. Por eso, cuando veo a algunos de sus cuadros blandir emotivos e incendiarios  discursos de “no más dedazos” a la hora de renovar la dirigencia estatal del PRI, solo pienso que esos fulanos no tienen la más mínima oportunidad de aparecer siquiera en los cuartos de final.

El éxito de la permanencia priísta en el poder se debe a las dos primeras razones que mencioné al principio, y ha sido tan exitoso, que pese a los puntos de quiebre que le han tambaleado, el PRI se sigue existiendo. El dinosaurio todavía está ahí.

Por ahora, los que en el estado de Michoacán aspiran a dirigir los destinos del PRI local, deben saber que no serán las bases las que decidirán; es más, ni si quiera el gobernador Jara, pues él solo es un burdo adorno en el poder. La decisión será palomeada por la dirigencia nacional priísta y, tal vez hasta por el presidente EPN.

Quien piense lo contrario, no entiende de política; no entiende a su partido.

¡¡Buen viernes para todooooooooos!!

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