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#FueElSistema// By @gaaelico

Por Antonio Aguilera

Noticias del Imperio

 Fue el año de México, pero lamentablemente lo fue por todo lo negativo y lo trágico que le puede suceder a una sociedad. Fue el año de México, porque su gobernante apostó todo por la imposición irrestricta y sin bagajes del más burdo neoliberalismo, la apertura indiscriminada de todos los recursos del país a manos extranjeras, la imposición sin limitaciones del mercado con todas argucias. Pero también, ese neoliberalismo rapaz y rampante trae consigo la mercantilización de la vida y sobre todo de la muerte. Fue el año del gran abrazo de la muerte en México.

Porque abrir a la privatización de todo, es también abrir al comercio de todo, así sea de seres humanos, esa es la gran consecuencia del neoliberalismo. Ya que de la misma forma pueden llegar los nuevos juguetes de Disney, las gasolineras de la Exxon o la ropa de Zara, como pueden llegar las más avanzadas armas y dispositivos de muerte que se forjan en los recovecos de la mente humana.

En estos días, la prensa internacional (la misma que le ha demostrado a la prensa chilanga domeñada por la publicidad presidencial cómo se escribe, se maneja y se publica la verdad), en particular el diario alemán Tages Zeitung TAZ dio a conocer en Berlín que al menos 36 armas decomisadas a la policía de Iguala, que presuntamente se usaron en el ataque del pasado 26 de septiembre contra normalistas (donde seis personas murieron, 17 fueron heridas y 43 desaparecidas). Se trata de fusiles de asalto alemanes modelo G-36 producidos por la empresa Heckler & Koch.

Y se presume que los fusiles entraron de contrabando, porque esas armas que estaban en manos de la policía salvaje y asesina de Iguala utilizaba armas cuya su exportación está estrictamente prohibida en Alemania.

Esos son los resquicios que fomenta, promueve, alienta y de lo que vive el neoliberalismo. Aquella manida frase del inglés Adam Smith delaissez faire, laissez passer, se ha radicalizado en México con una nueva apostilla “dejen disparar, dejen matar”, porque así como el neoliberalismo vende aditamentos (nunca necesarios) para la vida, también vende estrategias y artificios para la muerte.

Enrique Peña Nieto llegaba extasiado de un 2013 cuando logró imponer (con la complicidad de su partido, el PAN y algunos perredistas desmemoriados) sus reformas estructurales por tantos años acariciadas y ambicionadas por los lobos y los halcones neoliberales, entró en un 2014 en donde las autodefensas de Michoacán lo hicieron voltear al México profundo, donde Tlatlaya le indicó que el Ejército Mexicano ya no piensa embarcarse más en la aventura política de un gobierno y donde Ayotzinapa le asestó el golpe más fuerte, donde la Casa Blanca lo mandó al infierno de sus veleidades y donde Erika Kassandra le enseñó que los mexicanos ya no le creen a él, a sus hechores de Televisa, ni al neoliberalismo.

#FueElEstado es el hashtag de mayor repercusión en el año, tal vez no fue el trending Topic del año, pero fue el señalamiento más sonoro contra una administración que se hunde en su frivolidad, en sus limitaciones, en su encierro y su vieja maña de tratar de inculpar a otros de sus propios pecados.

Pero más allá de que haya sido el estado el autor material, intelectual, moral y hasta cultural de la desaparición y previsible asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y de los más de 45 mil personas muertas en esta administración, la realidad es que es más certero señalar que #FueElSistema, que #FueElNeoliberalismo.

Porque se trata de un sistema HijodePuta que a todo le pone precio, que todo comercializa, que todo vende, que todo expolia, que todo saquea, que todo mercantiliza. Y en especial, en México, su mercado más apetitoso son los jóvenes, los más afectados por la imposición de una lógica económica y política que vive a sus costillas, que vive de su explotación y hasta de su muerte.

Porque en México, ser joven es padecer lo peor dela tragedia nacional: un 35 por ciento de la población en México es joven; siete millones de ellos no estudian ni trabajan; 10 millones están en edad de asistir al bachillerato y a la universidad y no lo hacen; 65 por ciento de los desempleados es joven; uno de cada tres vive en situación de pobreza; más de seis millones participan en el narcotráfico; 60 por ciento de las personas encarceladas es menor de 30 años, y 220 mil jóvenes emigra cada año.

Un 22.3 por ciento de los jóvenes muestra un nulo interés por la política y las elecciones; las víctimas de la guerra contra el narcotráfico son en su mayoría jóvenes; y uno de cada cuatro jóvenes es víctima de violencia en diferentes ámbitos.

Para el neoliberalismo, así como se entiende en México, los jóvenes son la carne de cañón de una guerra infame, de un comercio deleznable, de un sistema atroz y de un interés de saqueo como jamás se había visto en este país.

El mayor enemigo para los jóvenes, de los niños y adolescentes en México es el sistema, hay que decírselos, gritárselos, restregárselos todos los días. Porque si ellos, la clase política y empresarial dominante, los poderes fácticos, los medios masivos de comunicación, no quieren ceder el poder, hay que arrebatárselos.

¡Indignaos ya!

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