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El show ha comenzado

Por Manuel Ochoa

No hay duda que si algo sabe hacer el equipo de Enrique Peña Nieto, es manejar la imagen del ahora Presidente y conocer el momento y la forma exacta para dar golpes mediáticos de forma certera.  Y es que no es casualidad que el nuevo programa del Gobierno Federal “Cruzada contra el Hambre” haya sido presentado en Chiapas, y bajo las condiciones que se dieron. Existen muchas mentes inteligentes detrás de este juego donde todo se ideó de forma previa.

En primer lugar, se anuncio con bombo y platillo este programa que busca erradicar el hambre de los aproximadamente 7 millones de mexicanos que viven en condiciones de extrema pobreza, incluso parece aquel lanzamiento del programa “Solidaridad” del gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Esta presentación ocurrió en el municipio de Las Margaritas Chiapas, justo el lugar donde semanas antes hubo una marcha silenciosa por parte de indígenas que pertenecen al EZLN, esto es una clara demostración popular de una cercanía del Presidente con la población donde hay un conflicto latente desde el levantamiento zapatista en 1994.

La convocatoria fue masiva, se citó a los 31 gobernadores (no todos asistieron pero sí lo hizo la mayoría) y al Jefe de Gobierno del Distrito Federal para la presentación del mencionado programa, de igual forma se citó al gabinete ampliado, y a población en  general. Este es un claro mensaje del equipo del Presidente: aquella figura presidencial fuerte, poderosa, y capaz de alinear diferentes poderes en torno a un objetivo concreto, ha regresado.

En estos nuevos días de democracia mexicana, estar al lado del presidente Peña Nieto es todo un honor, un privilegio, pero sobretodo una demostración de poder, séase del partido político que sea, de cualquier ideología, estar con Peña Nieto da poder. Contrario a lo que sucedía con Felipe Calderón, donde incluso era un sacrilegio en su partido político para algunos gobernadores de izquierda y uno que otro del PRI acercarse de más y estar tan relacionado con el entonces Presidente. Los tiempos claramente han cambiado, y toda esta estrategia ha nacido desde las mentes que manejan la Oficina de la Presidencia.

El Pacto por México es otro claro ejemplo que no fue cuestión del destino, fue una negociación que se estuvo realizando mucho antes de que Peña Nieto fuera Presidente Constitucional, solo hace falta revisar algunas entrevistas del año pasado. antes y después de las elecciones, con Jorge Carlos Ramírez Marín (vicecoordinador de la campaña presidencial) o con Elba Esther Gordillo donde claramente hablan de la necesidad de un pacto de reconciliación política nacional.

Y es que incluso en el trabajo diario Peña Nieto ha regresado a utilizar aquellos símbolos presidenciales que dejaron de ser utilizados durante los doce años del PAN en el poder, tales como el uso de Palacio Nacional para reuniones con el gabinete, el uso de la Silla Presidencial(la cual es una réplica de la que usaba Porfirio Díaz), y el regreso de la familia presidencial a la Casa Miguel Alemán en Los Pinos, que dejo de ser utilizada por Vicente Fox después de haber sido habitada por Miguel Alemán, Adolfo Ruíz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León; todo un símbolo del presidencialismo mexicano y de la hegemonía priista.

En este juego de la política todos los actores tienen su relevante importancia, casi nada sucede por casualidad, todo tienen un sentido, cuyo fin último es la búsqueda del poder, en el cual Enrique Peña Nieto y su equipo han demostrado una excelsa ejecución en la construcción mediática de la “nueva” figura presidencialista.

Twitter: @ManuelOchoa_

Correo: amanuelochoa@gmail.com
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