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Ciudadanos Emergentes… No nos hagamos bolas con la Democracia y la Oposición

En las épocas actuales hay confusiones respecto a algunas palabras, las conocemos, pero no conocemos bien su significado o no sabemos ocuparlas adecuadamente, las tergiversamos, eso sucede con la democracia y la oposición.

By: Arturo Ismael Ibarra

 Como ciudadanos, que debemos ejercer nuestra ciudadanía, en forma responsable, no debemos confundirnos, porque el ciudadano es el sujeto que tiene derechos y deberes políticos y en consecuencia responsabilidad sobre la gobernabilidad de una ciudad, de una nación, de un estado.

Originariamente la polis es el lugar ocupado (el hábitat) y apropiado por el sujeto que desarrolla derechos y deberes políticos como estrategia para satisfacer las necesidades humanas. Ya en estas primeras consideraciones se intuye una enorme complejidad en el concepto de ciudadanía, una múltiple asociación entre lo que es dinámico y lo que es estático, también entre lo físico y lo social, complementa, por tanto, esferas muy diferentes, es un equilibrio entre ellas, es una síntesis momentánea que a la vez finaliza (en un contexto, en un espacio) y continúa en un proceso dinámico.

Debemos entender a la Democracia, como forma de gobierno del Estado donde el poder es ejercido por el pueblo, mediante mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas.

Etimológicamente, la palabra proviene del griego δημοκρατία (democratía), que se compone de los términos δῆμος (démos), que significa ‘pueblo’, y κράτος (krátos), que significa ‘poder’. Así, la democracia es el gobierno del pueblo.

El término democracia es extensivo a las comunidades o grupos organizados donde todos los individuos participan en la toma de decisiones de manera participativa y horizontal.

El mecanismo fundamental de participación de la ciudadanía es el sufragio universal, libre y secreto, a través del cual se eligen a los dirigentes o representantes para un período determinado. Las elecciones se llevan a cabo por los sistemas de mayoría, representación proporcional o la combinación de ambos.

Sin embargo, la existencia de elecciones no es indicador suficiente para afirmar que un gobierno o régimen es democrático. Se hace necesario que se conjuguen otras características. Revisemos algunas de ellas.

La democracia puede ser entendida como una doctrina política y una forma de organización social. Entre muchas de sus características, podemos mencionar las siguientes:

  • Respeto por los derechos humanos consagrados por la Organización de las Nacionales Unidas;
  • Libertad individual;
  • Libertad para la asociación y beligerancia política;
  • Presencia de múltiples partidos políticos;
  • Distribución del poder en diferentes actores sociales;
  • Sufragio universal, libre y secreto;
  • Representatividad;
  • Alternancia en el poder;
  • Libertad de prensa y opinión;
  • Igualdad ante la ley;
  • Limitación del poder de los gobernantes;
  • Apego al Estado de derecho consagrado en una Constitución, Carta Magna o Ley Suprema.
  • Puede adaptarse a diferentes modalidades de organización gubernamental. Por ejemplo:
    • sistema republicano: en el que el liderazgo recae sobre un presidente.
    • monarquías parlamentarias: en las que existe la figura del primer ministro, con atribuciones semejantes a las del presidente.

 

La Oposición, por su parte, es la acción y efecto de oponer u oponerse (proponer una razón contra lo que otra persona dice, poner algo contra otra cosa para impedir su efecto, colocar algo enfrente de otra cosa, contradecir un designio).

El concepto de oposición es muy habitual en el ámbito de la política. Se conoce como oposición a los partidos, cuerpos legislativos o cuerpos deliberantes que habitualmente impugnan las actuaciones del gobierno. La oposición, por lo tanto, es el sector adverso al poder establecido o dominante.

Por ejemplo: “La oposición ha vetado en el Congreso la propuesta oficial sobre las jubilaciones”, “El gobierno ha descalificado a la oposición al asegurar que, en todo el año, no ha presentado un proyecto coherente”, “El presidente pidió apoyó a la oposición para enfrentar la crisis económica”.

A todo ello tendríamos que añadir además que el término que nos ocupa se utiliza para nombrar al proceso selectivo de personal que se realiza dentro de las administraciones públicas, por ejemplo, en España. En concreto aquel consiste en un examen donde los candidatos a obtener el empleo deben contestar acertadamente el mayor número posible de preguntas, normalmente tipo test, sobre las lecciones que conformaban el temario establecido.

No obstante, aunque aquella prueba es la que suele llevarse a cabo, no hay que olvidar que además, en otras ocasiones, también se incluyen desde la realización de ejercicios de tipo psicotécnico hasta supuestos prácticos o incluso actividades para demostrar el conocimiento de idiomas.

Reino Unido, Francia o Estados Unidos son otros de los países que también llevan a cabo este tipo de oposición para encontrar a los perfectos trabajadores para sus correspondientes administraciones. No obstante, hay que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, el proceso consiste en lo que se da en llamar concurso-oposición. Esto lo que significa es que habrá una parte de examen con la que se tendrá una puntuación y que se sumará a la obtenida en base a su titulación, a la experiencia o a los cursos que se hayan realizado.

Profesores, jueces, celadores o auxiliares administrativos son algunos de los puestos que se pueden cubrir dentro del ámbito público a través de este sistema que, aunque mantiene unas bases comunes, luego tiene características especiales en función del lugar donde se vaya a celebrar la correspondiente oposición.

La oposición también es el antagonismo o la contrariedad entre dos cosas. Este antagonismo surge por características muy diferentes o contrarias en las cosas en oposición. De esta forma, puede hablarse de la oposición entre el día y la noche, la ciudad y el campo, el ruido y el silencio, etc.

Otro uso del término está vinculado al rechazo o la resistencia a lo que una persona dice o hace: “Los asistentes no tardaron en expresar su oposición a los dichos del cantante”, “El gobernador invitó al público a ponerse de pie para recibir al invitado, aunque la oposición a dicha propuesta fue evidente”.

La disposición de ciertas cosas que aparecen unas frente a otras también puede conocerse como oposición.

Arturo Ismael Ibarra Dávalos. Licenciado en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH). Catedrático de la misma. Preside la asociación civil Bien Común Michoacán, Abogado de Laborissmo, “Por la Mejora en el Ámbito del Trabajo”. Secretario General del Foro Política y Sociedad.  Maestrante de la Maestría en Ciencias, con Especialidad en Políticas Públicas del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Empresarial (INIDEM)

 

Correo electrónico de contacto arturoismaelibarradavalos@hotmail.com

 

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