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Hechos y deshechos: El día que Sheinbaum abarrotó el Zócalo

Escribe: Javier Lozano

Hace unos semanas que Claudia Sheinbaum arribó al Zócalo capitalino, fuimos partícipes de un hecho histórico para la vida pública del país. Estamos en presencia, ni más ni menos, de la futura presidenta constitucional de México. Así percibimos esta coyuntura y así está destinado el rumbo de la nación. Esto significa que, por segunda vez consecutiva, Morena ganará las elecciones presidenciales con gran margen de diferencia. De hecho, Sheinbaum comenzará sus recorridos territoriales con una cómoda ventaja en todas las encuestas de opinión.

El destino de Claudia, entonces, estará en Palacio Nacional el próximo sexenio. El viernes, como hemos visto en los últimos años, el pueblo salió a cobijar la propuesta de continuidad de transformación. Miles de contingentes— de todas partes de la República— se dieron cita. Y qué mejor marco que la plancha del Zócalo: epicentro histórico y emblemático de la izquierda en México. Ahí, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador ha vivido momentos de mucha alegría, pero también situaciones muy duras, como la intentona de desafuero o el propio fraude electoral que perpetró Vicente Fox.

Ante cualquier clima, la población civil ha respondido con gran fuerza y respaldo. Si consideramos el arranque oficial de campaña y el inicio de la construcción del segundo piso de la cuarta transformación, observamos un Zócalo abarrotado. De hecho, los ojos de todos México y distintas partes del mundo estuvieron puestos allí. Si hay algo que tiene suma importancia y llama poderosamente la atención, es la candidatura de Claudia Sheinbaum. Las propias encuestas de opinión, en efecto, son una radiografía de la efervescencia que se sintió. Esa es la expresión más clara de un pueblo que, en su gran mayoría, se ha inclinado por la continuidad.

Pese a la guerra sucia de la derecha— en su máximo apogeo— Morena ganará con gran legitimidad la presidencia de la República y, por si eso fuese poco, ocho o hasta las nueve gubernaturas que estarán en juego el próximo dos de junio. Eso, desde luego, es una posibilidad muy real, pues Morena, en presencia territorial, ha ido creciendo en Guanajuato, Jalisco y Yucatán. De hecho, se ha tomado muy en serio el plan C que diseñó el presidente López Obrador. Todas las entidades federativas, sin excepción alguna, son prioridades para ganar. Por eso se agudizó la desesperación de Xóchitl por llamar la atención. Lo mismo le pasa al Frente Amplio por México.

Lo de Claudia Sheinbaum, caso contrario, será una campaña de propuestas. Así lo dijo en entrevista con varios periodistas y comunicadores hace un par de días. Una decisión que, a la postre, le traerá un equilibrio no solamente para mantenerse en la cima de las preferencias, sino para ir armando su proyecto de nación. La esencia, sabemos, tiene los pilares que cimentó el presidente López Obrador, lo mismo que el legislativo federal, al convertirse, ni más ni menos, en la columna vertebral del proceso de transformación. Recordemos que, en más de cinco años, el Senado de la República y su líder, Ricardo Monreal, han estado a la altura de lo que constituye un hecho sin precedentes como el que estamos viviendo.

Por esa razón, Claudia Sheinbaum arribó al Zócalo de la Ciudad de México, con la asistencia de una multitud. Lo hizo, desde luego, cobijada con grandes liderazgos y precursores del movimiento. Al igual, el telón de fondo tuvo la presencia simbólica del presidente Obrador, que físicamente no estuvo presente, pero sí en la mente de los asistentes. De hecho, el mandatario federal fue testigo de la mejor vista del escenario. Desde Palacio Nacional, estoy completamente seguro, apoyó moralmente a quien tomará su lugar el próximo primero de septiembre de este año. Y en ese mismo marco, pero del otro lado, se sintió la efervescencia de un pueblo organizado que mostró toda su fuerza para que retumbara el Zócalo.

Claudia Sheinbaum ganará la presidencia de la República, que no quede duda de ello. A propósito, la candidata de la coalición “Seguimos Haciendo Historia” presentó los ejes de su campaña. Fueron, desde luego, un esquema para profundizar las políticas públicas de la cuarta transformación. Así que, con ello, habrá continuidad en educación, salud, desarrollo, ciencia, deporte, infraestructura, seguridad, empleo y cuidado al medio ambiente.

Javier Lozano Gamiño. Licenciado en pedagogía y maestro en competencias pedagógicas. Colaboro para SDPnoticias, Quadratín y ContraReplica

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