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En Monterrey, se registró el nacimiento de una bebé con una colita de casi 6 centímetros de largo. Esto sorprendió a los padres y también a quienes atendieron el parto, pues durante el embarazo la madre no presentó complicaciones y la malformación no fue detectada por los médicos hasta que la nena estuvo fuera del vientre.
La extremidad era blanda y cubierta de pelo fino; cuando los médicos la pellizcaron, la bebé lloró, confirmando de esta manera que la cola presentaba terminaciones nerviosas. Los médicos sometieron a la recién nacida a una serie de estudios que revelaron que la pequeña no presentó malformaciones en órganos vitales, en otras palabras, la niña estaba perfectamente sana, por lo que fue dada de alta.
Dos meses después, en revisión médica, el equipo de pediatría y cirugía que llevaba el caso de la menor, pudo darse cuenta de que la colita había crecido 0.8 centímetros, por lo que se decidió que fuera extirpada. La zona de donde fue retirada fue reconstruida con cirugía plástica.
Tras el procedimiento quirúrgico, la pequeña fue dada de alta sin complicaciones. Este caso fue estudiado y reportado en la revista científica “Journal of Paediatric Surgery Case Reports”. En el artículo se indica que las colas en los humanos son poco comunes y pueden ser de dos tipos: colas verdaderas o pseudocolas. En el caso de la bebé regiomontana, presentaba “cola verdadera”, compuesta de tejido adiposo, conectivo y muscular, pero sin vértebras. Las pseudocolas, por el contrario, surgen como manifestación de anomalía estructural: pueden ser una extensión anormal de las vértebras, un teratoma o un lipoma.
