Doña Mari, Abuelita Moreliana Con Cáncer Lleva Cinco Meses Sin Recibir Ayuda
Vive desilusionada del servicio de salud y del gobierno de México, su mayor sueño es que su nieto pueda continuar con sus estudios por lo que necesita un celular para tomar clases en línea.
STAFF/Eliza Flores-@eliz_ffp
María Delfina Martínez es una abuela enferma que no deja de luchar, su mayor sueño es que su nieto pueda continuar con sus estudios por lo que necesita un celular para que el joven que cursa la preparatoria pueda tomar sus clases en línea, Mari tiene cáncer de pulmón y no cuenta con familia que la apoye, sus dos hijas fallecieron y ella durante muchos años se ha hecho cargo de sus nietos.
“Ya no quiero molestar al gobierno, he recibido muchos malos tratos, yo nunca quise internarme porque quién iba a cuidar a los pequeños, las instituciones piensan que como no me he muerto no tengo nada, me he acercado a infinidad de lugares, pero ya estoy cansada de pedirles apoyo, he pasado por autoridades, iglesias, hospitales y todos me tratan mal”, fue hasta hace poco que la señora Mari encontró refugio en una iglesia cristiana, donde le reconfortan el alma, donde siente el amor de sus compañeros de rezo.
Hace cinco meses que no recibe un apoyo parte de la Secretaria de Bienestar que le llegaba con anterioridad, un apoyo de no más de mil quinientos pesos, dinero que utilizaba para apoyar a su nieto que continúa estudiando, comenta que ha ido varias veces a preguntar cuando se la volverán a dar, pero dice que nadie le quiere dar respuestas, hace unos días su lavadora se descompuso, también está buscando quien la apoye con la reparación. Mari desea poder tener un “trabajito» que le ayude a salir adelante, por su condición de salud es complejo que le den un empleo, y aún no cuenta con la edad suficiente para solicitar el apoyo de 60 y más que ofrece el gobierno federal a los adultos mayores.
Doña Mari ya no quiere atenderse en el Hospital de Oncología de la ciudad, ya que los maltratos y falta de tacto hacia su caso y su persona no han sido dignos, comenta con voz frágil y entre lágrimas que “a pesar de estar enferma sigue siendo una persona y siente”, también cuenta con tristeza que se ha percatado que no solo se dirigen así con ella y que son muchas mujeres, sobre todo de la tercera edad, las que son maltratadas en los centros de salud por no contar con dinero para pagar los servicios.
Sus necesidades son muchas, ropa, calzado del número cuatro, alimentos no perecederos, medicamentos para el dolor y atención médica son los principales, no tiene muchas opciones para resolver todos sus problemas, pero ella dice estar encomendada a Dios. Cuenta con tristeza que en caso de no poder conseguir un celular para su nieto tendrá que vender su estufa para que él pueda seguir estudiando, ella sabe que la educación es lo mejor que le puede dar y dejar al joven.