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Reflexiones desde mi silla de ruedas: La llamada de la tribu

Cuando el filósofo calla, la humanidad retrocede”

Todavía está calientito el texto de Mario Vargas Llosa, titulado “La llamada de la tribu”, publicado por Alfaguara. No es mi intención, por ahora, auditar el libro, para darle una formalidad literaria en términos de su estructura interna y externa: sólo deseo interpretar someramente el sentido de la obra.
Hay un deseo implícito de nuestro autor de rumiar conceptualmente con “El liberalismo” y al tiempo, externar su evolución o tránsito de su filiación marxista, el deterioro de esa ideología, y acompañado de Adam Smith, va relatando la evolución de las ideas liberales. Dicho de otra manera, de su juventud marxista y al mismo tiempo existencialista, guiada por los textos de José Carlos Mariátegui, Georges Politzer, Engels y Marx, a su etapa de madurez con su tendencia al liberalismo.
Vargas Llosa, así lo muestran sus acciones políticas, ha sido un acerrimo enemigo de cualquie tipo de dictadura, lo mostró claramente, desde que se postuló para ingresar a la Universidad Peruana de San Marcos, insumisa a la dictadura del General Manuel Apolonorio Odría.
Las lecturas sartreanas de alguna manera lo inocularon contra fijaciones dogmáticas, creía en el Materialismo Histórico y la lucha de clases, pero no, en el Materialismo dialéctico. (sic)
La Revolución Cubana fue, para Vargas Llosa, un parteaguas ideológico, vió en la aventura de Fidel, heroísmo y generosidad, porque provocó el derrocamiento de la dictadura de Batista. Pensó en una revolución no sectaria,que permitiría la crítica, la diversidad y hasta la disidencia. Conceptualizar de esa manera la revolución prodigó el respaldo en el mundo entero.
De vez en cuando adquiría el periódico Le Figaro, que reprobaba la postura marxista, particularmente con un columnista de nombre Raymond Aron, cuyos análisis de la actualidad lo incomodaban y al tiempo lo seducían.
Más en concreto, lo alejaría de su espiritu marxista, en los 60´ la creación de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, que escondieron contra-revolucionarios, homosexuales y delincuentes comunes.
Aunado a ello, se dio cuenta que tal vez, en la URSS, sería disidente o se hubiera podrido en el Gulag. Conoció un país, en el que los privilegiados eran “los escritores sumisos” Vargas Llosa creía, siguiendo a Jean Paul Sartre, que escribir era una forma de acción, que la escritura influiría en la historia. Sin embargo, una entrevista con el filósofo, en la que declaró que comprendía a los escritores africanos que renunciaban a la literatura para luego hacer la revolución, le pareció inconcebible que se detractara.
Volvió a leer a Camus y a entender que cuando la ética se aleja de la política comienzan los asesinatos y el terror.
Finalmente, y a propósito, de la defensa del poeta Padilla, acusado de ser agente de la CIA., escribió en Barcelona una carta de protesta por ese atropellamiento, entre otros intelectuales suscribió la carta el propio Carlos Fuentes. Fidel Castro respondió que servían al imperialismo y que jamás volverían a pisar Cuba, sólo por tiempo indefinido y finito.
Atisba a conceptualizar, entonces, la democracia, que a pesar de sus imperfecciones, la ley remplaza a la libertad, permite elecciones libres y coexisten partidos y sindicatos independientes del poder.

José Salomón García Moreno es Licenciado en Filosofía, estudió en la Universidad Michoacana y se ha dedicado a la docencia. Actualmente dedica el tiempo de su jubilación a leer y escribir.

 

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