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En la cabecera municipal de Nahuatzen hay molestia y esta es dirigida hacia el gobierno del estado, el cual los habitantes consideran les ha dado «atole con el dedo» en la exigencia que la gente tiene en materia de seguridad, de tener su propio cuerpo de Policía o Ronda Comunitaria y en destinar una parte de los recursos que son para la demarcación para la operación del Consejo local que se ha integrado. A raíz de la inconformidad los manifestantes calcinaron tres vehículos y mantienen al menos otros 40 retenidos.
Hace algunos meses estalló la problemática al ser desconocido el alcalde electo, Miguel Prado, a quien los residentes de Nahuatzen señalaban de presuntos vínculos con el crimen organizado, el edil lo negó todo públicamente y ante los medios de comunicación, sin embargo nunca hubo una investigación al respecto para transparentar el caso y dar certeza a la ciudadanía, más aún cuando las mismas autoridades estatales anunciaron un combate frontal a la corrupción. La gente de la cabecera sigue sin reconocer al munícipe.
En aquel entonces, el gobernador del Estado, Silvano Aureoles Conejo, acusó que detrás del conflicto estaban partidos políticos como Morena y Movimiento Ciudadano, esto desató una gran polémica y dimes y diretes entre la clase política, irónicamente después el mismo gobierno de la entidad a través de un comunicado de prensa llamaría a los representantes de los institutos políticos a no dar posturas sobre el tema para evitar confrontaciones, aún y cuando la llama ya estaba encendida.
Después del uso de la fuerza pública para tratar de recuperar la alcaldía de Nahuatzen, en un operativo fallido, pues ésta sigue en poder de los inconformes, el gobierno de Michoacán inició el diálogo con los manifestantes y han existido un sin número de charlas, pero los residentes de la cabecera municipal afirmaron que no ven claro el panorama y añadieron que únicamente los han traído de arriba hacia abajo, por lo que ahora acotan: «No queremos diálogo sino acuerdos definitivos».
Las demandas de los nahuatzenses se reducen a dos: La conformación de un cuerpo de seguridad local, integrado por 60 elementos, así como el destino de recursos del Ayuntamiento para el trabajo del Consejo que ha designado el mismo pueblo.
No hay entrada ni salida a la comunidad, por lo menos en las carreteras que van hacia Sevina y Arantepacua, únicamente permiten el paso de gente enferma o con alguna emergencia. En el camino hacia Cherán sí hay paso intermitente de vehículos, pues los manifestantes refieren «con Cherán no hay conflicto».
Los tres vehículos siniestrados a manera de protesta por la situación que se vive, están en las salidas de la localidad, que son justamente Sevina, Arantepacua y Cherán. Hay otros seis automotores calcinados que están arrumbados a una orilla de la vialidad hacia Arantepacua, pero que fueron quemados en otras ocasiones.
En distintos puntos de Nahuatzen están los más de 40 vehículos que están retenidos. Hay camiones repartidores de mercancía, tráileres, unidades que pertenecen a particulares y autobuses de pasajeros. En la protesta participan familias completas. Hay niños, mujeres, hombres y ancianos. Niegan rotundamente ser un «grupito» movido por un interés político. Esperan una pronta solución del problema y con palos en mano continúan con fogatas durante la noche y patrullas durante todo el día a manera de prevención ante una posible irrupción antimotines.