STAFF/@michangoonga
El debate entre los candidatos a gobernador/a de Michoacán, organizado por el Instituto Electoral de Michoacán (IEM) fue un verdadero fiasco, carente de verdaderos planes de gobierno, pero sí, por sus inverosímiles características, merecedor de muchas críticas y pitorreadas de parte de los receptores.
Primero un obligado portazo de los medios de comunicación que asistieron a cubrir el mal organizado evento, y después, dos horas de un tedioso cuestionario –maquillado e inducido- en el que se desdibujaron los candidatos.
Salvo los que trabajan para los partidos políticos y simpatizantes, el resto de quienes vieron o escucharon “el debate”, se burlaron, descalificaron y denunciaron a los protagonistas de la contienda a través de las redes sociales, en las calles y hasta en los grupos de WhatsApp. Otros muchos más, simple, publicaron que habían dejado de seguir la transmisión.
Una muy cuestionada moderadora que no hilaba sus ideas y que se ganaba de inmediato la antipatía, rechazo y repudio de los equipos de trabajo de los candidatos, de los reporteros y de los propios aspirantes.
Rosmi Bonilla Ureña, pedía a Manuel Antúnez que moderara su vocabulario cuando el abanderado de Movimiento Ciudadano señalaba que los michoacanos “están hasta la madre de tanta corrupción…”. No obstante, la peor majadería era el debate mismo.
Demagogia, promesas incumplidas, reproches, denuncias, descalificaciones, cifras, menos acciones de plan de gobierno, perduraron en los poco más de 120 minutos de política-ficción.
Al otro lado de las mamparas y muros, el personal de seguridad estatal mostraba el diente a los elementos del Estado Mayor Presidencial y de ayudantía que acompañaban a “Cocoa” Calderón, y al mismo Silvano Aureoles, respectivamente.
Avanzaba el debate y todos querían medir músculo. Chon Orihuela atiborraba de porristas al igual que los candidatos del PRD-PT-PANAL-PES y la del PAN. María de la Luz Núñez y Gerardo Dueñas del Partido Humanista, se lamían los bigotes y saludaban a todos. El de MC, ni fú, ni fá…
A la salida, eso sí, todos fueron requeridos por los medios de comunicación para que dieran la nota en las entrevistas banqueteras o chacaleos, porque el contenido del tan anunciado debate, que además costó muchos miles de pesos a los michoacanos, no daba para más de una cuartilla entre todos.
Así pasaba el tiempo y se volvía más tedioso. Los Calderón contra los Vallejo, los Reyna y los Godoy; los Orihuela contra los Calderón y los Godoy; Los Aureoles, jugaban con sus propias canicas y tragaban saliva de cargar chamacos de otro padre; los otros tres, colgados de los de mayor edad, para culminar con el “todos contra todos”.
Llegaba el final y los espectadores se preguntaban a qué hora empezaría el debate, lo bueno. Nunca llegó. No se cumplió el objetivo social, pero se infló el ego de algunos candidatos y se desinfló el de otros. Lo sustancial, se quedó en eso, en sustancia que se diluyó.
Entonces, la pregunta obligada será si la ciudadanía tiene un escenario más claro de la personalidad y propuesta de los candidatos, y si esto le ayudará en realizad a definir por quién votará el próximo 07 de junio en una elección atípica para la historia de la entidad, e incluso del país.
Es decir, no hubo contenidos. Los candidatos se preocuparon por imponerse o debilitar al rival, no así, por dejarle un mensaje claro a los potenciales electores.
