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Facciosos contra AMLO

Por Paul Alcántar

Andrés Manuel López Obrador es un político bien curtido. Desde su expulsión del PRI y el movimiento que encabezó contra el fraude orquestado por Salinas de Gortari en 1991 para que éste no fuera gobernador de su natal Tabasco, Don Peje ha sido desde entonces un gran personaje que no tiene medias tintas y que sus acciones han dirigido la temperatura política de este país.

Después de Cuauhtémoc Cárdenas, el tabasqueño ha sido el personaje que más votos ha llevado al PRD nacional. Tan sólo recordar que siendo presidente nacional de ese partido, en 1997, logró que por primera vez en la historia de la izquierda el perredismo se convirtiera en la segunda minoría después del PRI; cuando normalmente en ese tipo de elecciones el carro completo se lo lleva el tricolor.

Para el año 2000 el éxito del Peje es tal en la política que logra consolidar los triunfos de 1997 en la Ciudad de México y aprovechar la popularidad de la izquierda diseminada entre grupos sociales normalmente golpeados por el autoritarismo priísta de los años 80;  generando una confianza plena entre los habitantes del DF que hoy se ve reflejada en el triunfo de Miguel Ángel Mancera como Jefe de Gobierno y conservando una mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa de aquella entidad.

El verdadero activo de López Obrador se basa en la aceptación y  logros en políticas públicas encaminadas a atender a las clases vulnerables. Su relación con la Iglesia Católica y otros grupos conservadores, inclusive, nunca fue de encontronazos salvo en el conflicto del 2006 y sólo por un rato.

Ante la amenaza que representa AMLO  para otras clases de facto -sobre todo para  empresarios que han hecho de la política su mejor aliada para enriquecerse a costa de la ley y de los trabajadores- desde 2004 se gestó una de las contracampañas más costosas y beligerantes que haya recordado en la historia moderna de México.

Las debilidades de Andrés Manuel son los mejores blancos que sus adversarios y enemigos políticos han encontrado para restarle al tabasqueño lo mucho, muchísimo que ha logrado. Lo peor del candidato del “Movimiento Progresista” es que cae fácilmente a la provocación y ello ha provocado que el PRI haya llegado nuevamente a Los Pinos con el respaldo y el apoyo de la élite económica y política de este país.

Y éstos mismos facciosos nos quieren hacer creer que Andrés Manuel sigue siendo un peligro para México.

Así de contradictorio.

Chapulines

  1. El PRI no está contento ni las televisoras con las últimas declaraciones de Andrés Manuel. El Peje tiene derecho de expresar su inconformidad y de usar las instituciones para reclamar un Voto por Voto.
  2. Lo que no está bien es que el tabasqueño no aplaque a muchos de sus seguidores fanáticos que se han encargado de ir más allá de los límites del respeto, inclusive, generando miedo contra actores respetables como son integrantes y colaboradores del IFE. Sino pregúntenle al presidente de esa institución, Leonardo Valdés, qué sintió al momento de golpearle su camioneta.

Twitter: @paulalcantar

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