AMLO: sumas que restan // Juriath Cervantes
Que con las adhesiones de perredistas como el ex gobernador michoacano Leonel Godoy Rangel, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador no puede presumir de estar sumando. Por el contrario, se abre otro frente en su contra por la polémica que persigue al michoacano tras su paso como mandatario en el periodo 2008-2012.
Godoy Rangel aún no logra sacudirse el escándalo de su medio hermano Julio César Godoy Toscano, hoy prófugo de la justicia. La Procuraduría General de la República lo busca por sus presuntos nexos con el hoy desarticulado cártel de Los Caballeros Templarios.
Las acusaciones que vinculan a Godoy Toscano con el crimen organizado, tomaron fuerza en el ocaso de la administración godoyista a partir de la difusión de un audio donde Julio César presuntamente sostiene un diálogo de colaboración con Servando Gómez Martínez, alias “La Tuta”, quien era considerado uno de los principales líderes de ese grupo criminal.
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Que ante las imputaciones contra su medio hermano, Leonel Godoy argumentó siempre que nadie puede escoger a sus parientes, y que en materia penal los delitos son personalísimos e intransferibles.
Y tiene razón, pero el estigma de no haber podido combatir desde el Gobierno del Estado a una organización delincuencial de la que –según las investigaciones de la época – su medio hermano era parte, lo sigue persiguiendo y lo perseguirá.
También lo seguirá a donde quiera que vaya el haber encabezado el gobierno estatal durante el operativo denominado “El Michoacanazo”, mediante el cual fuerzas federales aprehendieron a 36 funcionarios, mandos policiacos y alcaldes que supuestamente formaban parte de esa red criminal de Los Templarios.
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Que entre los detenidos en el “Michoacanazo” iba gente cercanísima a Godoy, entre ellos Citlalli González Fernández, quien había sido su Secretaría de Seguridad Pública, y Miguel García Hurtado, quien era su procurador de Justicia.
Todos obtuvieron meses después su libertad por insuficiencia de pruebas o errores en el debido proceso, pero fue otro de los episodios oscuros para la administración godoyista.
Al gobierno de Leonel Godoy también se le atañe el haber incrementado la deuda pública bancaria de 6 mil 757 millones a 15 mil 528 millones de pesos, colocando a Michoacán en una situación de quiebra financiera que aún se sigue padeciendo por el alto costo de los servicios de deudal, sin contar además el incremento en el costo para la construcción de la presa Francisco J. Múgica, de más de un 40 por ciento con respecto al proyecto original.
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Que para los perredistas, la adhesión de Leonel Godoy a la causa morenista se veía venir. Era sólo cuestión de tiempo. Y la ven bien. La saludan y la agradecen.
El único inconveniente que ven es que ni Godoy, ni Fidel Calderón, ni Raúl Morón, ni Pablo Gómez, quieren soltar su militancia perredista cuando, en un acto de congruencia política y moral, haber decidido apoyar a López Obrador debió haber llevado en los anexos la renuncia al Sol Azteca.
Pero el siguiente lunes le sigo contando.
