SOFTNEWS

¡Mírenme, estoy donando! // By @indiehalda

Oscar-Hernandez-Bitacora-de-vuelo-02

Por Oscar Hernández

Por huracán o por temblor, México – lamentablemente sus zonas desprotegidas, para no variar- recibió una buena tunda de la mano naturaleza la semana pasada. Con una tristemente célebre tradición de país castigado por los desastres, las acciones de apoyo no se han hecho esperar.

Sobre dichas acciones, gubernamentales o privadas, se han escrito ríos de tinta: que si insuficientes, que si lentas, que si oportunistas… si algo he aprendido en mi vida profesional es que la crítica es siempre bienvenida, pero si no viene acompañada de empatía, entonces se convierte muchas veces en, para decirlo bonito, ganas de joder.

Lo menciono por las personas que salen a la luz en eventos de este tipo: los filántropos quejumbrosos, que animosos van y se apersonan en el primer centro de acopio que se les pone enfrente, convirtiéndolo en el lugar donde dejar los cachivaches que ya no les sirven o las conservas que tienen arrumbadas.

La gente que colabora con los centros de acopio trabaja bajo una premisa: ser prácticos. Una complicada logística para alcanzar los lugares de desastre obliga a ser selectivos, y como donante uno debe acatar las necesidades observadas por estas organizaciones.

Leí en varias partes historias de colaboradores que tuvieron que enfrentarse a la ira de los donantes que aportaban lo que querían y no lo que se necesitaba ¿Por qué no me reciben estos muebles si allá hacen falta? ¿Qué no es su obligación hacer llegar la ayuda que proporcionamos? ¿Cómo se atreven a hacerle el feo a mi aportación?

¿En serio podemos ser tan subnormales como para enojarnos por cosas así? ¿Nos importa más sentirnos satisfechos de aportar que verdaderamente hacerlo? Si llevamos más de 3 décadas haciéndonos la reputación de patria humanitaria ¿La vamos a echar a perder con nuestra terquedad de ser relevantes?

Mucha culpa la tiene la hipercomunicación. Ya no solo se trata de hacer las cosas, tenemos que vernos bien mientras las hacemos (hay un capítulo de la serie Black Mirror que habla muy bien de ello. Se llama “Nosedive”, lo invito a verlo) y al seguir ese camino hemos perdido mucha de nuestra capacidad de entender las verdaderas necesidades del prójimo.

Done dinero (mi perezoso interno me hizo colaborar de esa forma), o tenga la amabilidad de revisar lo que se necesita en los sitios en desgracia. Antes de llevar cosas, pregunte qué se requiere.

Pero lo más importante: por favor, hágalo por ayudar, no por sentirse bien de hacerlo.

Botón volver arriba