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Michoacán sigue viviendo de fiado // By Topota Madre

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Por Topota Madre

Si el desastre financiero de Michoacán tuvo sus orígenes con Lázaro Cárdenas Batel, cualquiera supondría que el corto periodo de cuatro años de su correligionario y sucesor, Leonel Godoy, vendría a mitigar el pesado lastre, pero no fue así. El criminalista lejos de pagar los platos que rompió el nieto del Tata solo endeudó más al estado, casi al nivel de su antecesor pero en menor tiempo. Las promesas de campaña de Leonel resultaban disparatadas, entre ellas, la creación de más burocracia (SEMUJER, SEMIGRANTE, SEJOVEN y Secretaría de los Pueblos Indígenas) pagada con crédito bancario.

Pero lejos de creer que el sucesor de Godoy, Fausto Vallejo, compondría las cosas, no sucedió así, ni tampoco con el fugaz gobernador Jesús Reyna ni con el mandatario de facto, Salvador Jara (¿por qué hacerles el favor si son de otro partido?). Es más, en ninguna de las promesas de campaña de ningún candidato se reconoció y planteó con seriedad la necesidad de hacerle frente a la voraz deuda que comenzaba a ser impedimento para pagar, primero a proveedores, y luego los propios salarios de la burocracia.

No fue tampoco prioridad del actual mandatario Silvano Aureoles Conejo (¿Por qué habría de pagar platos que él no rompió?). Pero tanto va el cántaro al agua que termina por romperse, y así, la deuda comenzó a tener relativa prioridad, hasta que la deuda se disparó de 31 mil 413 millones de pesos a “34 mil 803 millones de pesos” según El Financiero (13 de febrero). Incluso, el diario nacional observa que en el último día del 2016, Silvano contrató más deuda por el orden de los tres mil millones tan solo para “refinanciar un crédito de corto plazo”. Dicho en palabras más plebeyas, de las múltiples tarjetas de crédito, le sacaba dinero a una para pagar otra, en tanto, los intereses continuaban incólumes desplumando a la gallina.

Al final, la deuda en el periodo silvanista ronda los tres mil 390 millones de pesos según la cuenta pública 2016 a decir El Financiero, en cuyas páginas se contrasta la intentona gubernamental de ahorrar 354 millones. Cantidad insignificante ante el brutal incremento de la deuda.

El agua puerca de la deuda ya pasó de estar a la altura del ombligo a ubicarse en el cuello. Se podría pasar de la reestructura a la moratoria, especialmente considerando que Standard & Poor´s bajó la calificación para Michoacán con perspectiva negativa, y aun así, las respectivas comisiones del Congreso estatal tronaron con su ausencia una reunión para analizar el problema. Algunos diputados miembros prefirieron ir a la comparecencia del procurador la semana pasada en detrimento de lo que les correspondía.

Otros estados como Chiapas ya se han puesto al corriente con sus pagos, incluso presumen de llevar cuatro años sin contratar más deuda, excepto Michoacán, que aún pide fiado.

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