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Del trópico a la mediocridad // By Fernando Juárez “El Sargento”

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Por Fernando Juárez “El Sargento”

Las plataformas de entretenimiento “independientes” como Netflix empezaron ofreciendo variedad, contenido original y llamativo a un precio mucho más accesible que las grandes cadenas, por esa razón comenzaron a ganar adeptos y a comerle el mandado a las compañías de prestigio y televisoras establecidas.

En nuestro país las plataformas de entretenimiento se volvieron una bocanada de aire fresco para la gente que estaba harta de la décima retransmisión de “Abrázame muy fuerte” y para aquellos que estaban contemplando el suicidio pues no dejaban de extrañar a la ¨Señorita Laura¨.

Por desgracia, en la actualidad se cree mucho en el término “tropicalizar”, es decir, darle un giro o agregar elementos representativos al producto en cuestión para que los clientes de determinada región o zona consuman más.

De un tiempo para acá han inundado a la población con películas de pésima calidad que retratan el conflicto sangriento que vivimos en el territorio nacional, nos presentan a los distintos líderes y cárteles como grupos semi-heróicos y modelos para la juventud.

Ni hablemos de las series de 120 capítulos por temporada cuyo fin es ensalzar la vida, obra y milagros de capos y sicarios. Citando al más grande poeta moderno, Ricardo Arjona: ¨El problema no es el Netflix, el problema son los chavos¨.

Recordemos que somos un país en vías de desarrollo, por no decir jodido, motivo por el cual la mayoría de la población ¨promedio¨, obtiene gran parte de su bagaje cultural de revistas, televisión, series y cápsulas ¨culturales¨ de las redes sociales.

Somos un país que aspira a tener una vida de primer mundo con ingresos del tercer mundo, se bombardean los medios con imágenes de excesos por parte de nuestros gobernantes y representantes, se aprende desde muy temprana edad que un trabajo honesto y de sacrificio apenas alcanza para vivir y que los que actúan mal no reciben un castigo.

Nuestros políticos, legisladores y representantes provienen del compadrazgo, valemadrismo y nexos turbios con el crimen organizado, la población vive en la crisis eterna, el hartazgo social, la desinformación y el consumismo sin sentido.

Todo eso lo están asimilando las nuevas generaciones…generaciones de zombis del smartphone, esclavos de las redes sociales, anacoretas, activistas de cualquier moda pasajera, luchadores de la equidad a conveniencia, próceres de la libertad siempre y cuando sea a su favor, socialistas, temerosos de la responsabilidad y el cambio.

Creo que al final ha triunfado el sistema y la mediocridad y el conformismo han llegado para quedarse aquí en la tierra de Quetzalcoatl.

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