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Cinemadude…Canción Sin Nombre

No solo es la historia de una madre que pierde a su hija, sino de cómo un sistema que impide que la recupere.

By: Héctor García Ramírez

Directora: Melina León

Actúan: Tommy Párraga y Pamela Mendoza Arpi

Duración: 97 minutos

Año de estreno: 2019

Se puede ver en Netflix

La historia tiene lugar en el caótico Perú de 1988: crisis económica y política. En todo ese caos, Georgina y su esposo Leo sobreviven. Una pareja de quechuas de veintipocos años que viven en un pueblito de aquel país. Ella vende papas en un mercado y está a punto de dar a luz, él carga bultos en el mismo lugar y tiene que viajar frecuentemente. Estando ausente el marido, la joven comienza a sentir los dolores del parto que se acerca. Aguantando lo más que puede, toma un autobús hasta Lima, la capital del país. La han estado atendiendo en una clínica de la que escuchó por la radio. Un lugar muy pequeño que solo tiene lo indispensable. “No se preocupe por el pago” le ha dicho el médico. La mujer da a luz. Horas después la echan del lugar, le dicen que llevaron a su hija a un hospital, que al día siguiente se la van a entregar. A Georgina le robaron a su niña.

Basada en hechos reales, Canción sin nombre es el primer largometraje de la directora peruana Melina León. La cinta le ha valido varios reconocimientos, entre ellos el de mejor película en el Festival de Cine de Estocolmo. No solo es la historia de una madre que pierde a su hija, sino de cómo un sistema que impide que la recupere.

Cuando la joven pareja va a presentar su denuncia por el robo de la niña, les preguntan que si tienen carnet electoral. Ellos miran perplejos al oficial de policía que se oculta tras unos oscuros lentes aviador. “Como voy a saber que usted es usted” pregunta algo molesto el agente de la ley. La pareja no existe para el Estado, y no solo porque no tengan con qué identificarse, sino porque son quechuas y son pobres. No son prioridad, forman parte de la numerosa mayoría a la que le toca hacer fila, a ver cuándo los atienden. Uno de los planos resulta bastante ilustrativo: Georgina y Leo caminan lentamente y con dificultad la escalinata que sube al Palacio de Justicia que luce imponente. La burocracia no puede -o no le interesa- hacer nada-.

Mientras Leo parece ir perdiendo el interés en la desgracia que les ha sucedido, Georgina es auxiliada por Pedro, un joven y determinado periodista que, movido por el deseo de conseguir una gran historia o por una auténtica compasión, auxiliará a la chica. Poco a poco se irá descubriendo que la joven quechua no es la única víctima de robo de recién nacidos, sino que es parte de una red de delincuentes que, aprovechándose de mujeres en situación vulnerable, sustraen a sus hijos.

La directora emplea un estilo minimalista y fotografía en blanco y negro. Las actuaciones naturalistas le dan más realismo a esta historia que sucede el Perú, pero que podría suceder en cualquier parte de Latinoamérica, donde las personas en desventaja son víctimas constantes de abusos, mientras la burocracia observa impasible. Conviene nunca olvidarlo.

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