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Des-humanismo// By @Ruy_Carreno

editoriales

Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.
Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.
Por Ruy Carreño

Como haré para explicarles que no entiendo los días que vivimos, llenos de caos y de miedo; tal parece que estamos condenados al fracaso; la falta de humanismo, nos llena de muerte, destruye y carcome; llena de huesos las tumbas inexistentes; todo me duele, todo me asedia; el silencio y la noche son el único refugio que encuentro seguro, ante el fantasma de la realidad que recorre las calles; ante el mundo hinchado por la soberbia y vanidad; uno no deja de ser sensible a la miseria del hombre y la mujer que lo iguala en maldad.

Los hechos ocurridos el pasado viernes en Tanhuato, Michoacán; más allá de la versión oficial y lo que se vislumbra gracias a las investigaciones periodísticas realizadas al respecto, son monstruosos; ¿hasta dónde seremos capases de llegar como género?, todo crimen es intolerable; más  nos hemos olvidado que también los criminales son hermanos nuestros; que todo ser humano tiene derechos y es el Estado quien tiene la obligación de respetar esos derechos; las ejecuciones extrajudiciales, vistas de desde cualquier arista, son un crimen y debe ser castigado; es ahí donde la línea es  cada vez más delgada entre  víctima y victimario; así la legitimidad en el uso de la fuerza (armada en este caso) por parte del Estado invierte los papeles y hace que éste pase de ser héroe a villano.

DES HUMANIZANTE
DES HUMANIZANTE

Nos hemos vuelto indiferentes al dolor de los otros; muertos más, muertos menos: muertos están. Y al fin de cuentas, pasan a ser parte de un número, de una errática cifra oficial, son fantasmas, nombres que han de quedar en el olvido; pero ¿qué hay de las familias? ¿qué hay de los sueños arrasados por las balas?; no estamos aprendiendo la lección (si la hay), inconscientemente somos cómplices de una guerra que no estamos dispuestos a dar.

En estos días no he leído notas de prensa relacionadas con el crimen y violencia que se vive (o ¿debería decir que se muere?) en nuestro país; tal vez por cobardía o por miedo; todo me hiere; tanto como la morbosidad con que se leen; pareciera que estamos sedientos de sangre, perdiendo todo pudor; cuando quizá la dignidad sea lo último que permanece inherente los muertos y ésta también les ha sido arrebatada.

No sé adonde quiero llegar con todo esto, no hay caminos; vivimos inmersos en un sin sentido, en una falta de valor por lo humano, entendido esto como un todo, como una comunidad congénere; el humanismo sufre una muerte lenta, nuestra forma de vida nos condena a morir cada día, con pequeñas dosis de miedo ante la realidad vamos muriendo; contra eso sólo queda luchar y trascender, luchar no contra nuestra especie, sino contra los demonios que  uno lleva adentro.

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