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Una amplia investigación del The New Yorker Times permitió descubrir una amplía cadena de sobornos del cual se valió la cadena comercial para crecer en México.
Aunque la historia comienza en el 2002, Eduardo Castro-Wright, director de Wal-Mart en México, se encargo de repartir mordidas a diestra y siniestra en el 2005, alcanzando un monto total de 24 millones de dólares en 2005.
Todo esto permitió que Wal-Mart se expandiera de la noche a la mañana, pues la compra de voluntades, -las cuales incluían autoridades de todos los rangos- permitía cambios de zonas en los mapas, desaparecer objeciones ambientales y sacar en cuestión días permisos que regularmente tomaban meses.
Wal-Mart dio carpetazo a este asunto hasta que se enteró –hace unos días- que los periodistas de The New Yorker Times estaban tras él, por lo que se intenta redimir con el argumento de que esto ocurrió hace años.
Con información de El Universal.
