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Con el objetivo de estudiar la reacción de los mexicanos ante la discriminación, Mensajeros Urbanos puso a prueba a un grupo de transeúntes de la Alameda Central en la Ciudad de México.
Con ayuda de dos chicas que fingieron ser pareja, ofendieron y lanzaron mensajes llenos de homofobia esperando que los testigos las defendieran. Aunque en un principio la gente optó por retirarse, pero poco a poco se fueron uniendo para combatir el odio.
El experimento terminó cuando un policía se acercó a controlar la situación. «Aquí es legal. Hay leyes y yo estoy para cumplirlas. Si no te gusta, camínale por otro lado», dijo el oficial al agresor.
«No me voy, yo las apoyo», «No te parece, retírate. Estás en área pública», «Ellas también son libres», «Están en su derecho, cada quien su vida», fueron algunos de los comentarios que se usaron para normalizar a las parejas del mismo sexo.
