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Verdades que duelen, mentiras que matan

Por Ann

A la mayoría de las personas les cuesta un trabajo endemoniado decir la verdad, sacan la vuelta con un millón de pretextos o mentirillas piadosas con tal de no enfrentar al monstruo que aparenta la realidad y sus consecuencias; generalmente es para no herir los sentimientos de terceros. Pero, ¿qué tan benéfico es disfrazar la realidad con una bonita, pintoresca pero al fin y al cabo mentira?

Cuando pequeños hacíamos travesuras decíamos “yo no fui” aunque fuera más que evidente que fuimos los perpetradores de ellas; nuestros padres nos dicen que sí existen los Reyes Magos para no quebrantar una inocente ilusión. Otros le echan el chorizo mareador al maestro “pues verá profe, es que un OVNI se llevó mi trabajo final”… Aunque sabemos que si la deja pasar es porque el profe se pasa de buena onda.

Las mentiras verdaderamente culeras son las que pueden traer consecuencias graves, complicaciones que a la larga causarán daños irreversibles. Sobre todo si se trata de las personas que quieren (amig@s, familia, etc.). No quiero sonar fatalista, pero la neta, es la neta y punto.

Decir la verdad es difícil, sobre todo cuando no quiere ser escuchada. Hay quienes son brutalmente honestos (rayando en el síndrome “Dr. House”) pero creo que es mejor decir “tu novi@ te maltrata, abre los ojos” que “tu novi@ es buenísima onda y te trata súper bien”; o decir “la neta te viste fatal el otro día bien jarra” que “nel, nadie se dio cuenta” cuando andabas bailando casi encuerad@ por todo el antro.

Son dos ejemplos en los que la verdad está por encima de cualquier cosa porque la mentira puede resultar en consecuencias muy desagradables.

La verdad siempre sale. Cuando ven algo que no está bien, díganlo; cuando les toque hablar, háganlo y siempre con los hechos tal cual son, sin adornos y sin anestesias. Sean ecuánimes al momento de decir las cosas, pero digan la verdad. A lo mejor al principio habrá ofuscamiento, pero creo que al final se los agradecerán.

Digan lo que piensan y sean sinceros porque hasta un halago impregnado de falsedad se nota. Los amigos verdaderos se dicen la verdad por dolorosa, vergonzosa o triste que esta sea, la falsedad sale a la luz tarde o temprano y es más desagradable el sentimiento de traición.

Twitter: @ann_hiellow

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