La estrategia federal contra las autodefensas/ By @berenjenableu

Por Dulce Barajas

El fenómeno del surgimiento de los Grupos de Autodefensa en Michoacán sin duda es un elemento importante en el panorama general de un estado que ha sido señalado en múltiples ocasiones por la prensa, periodistas de opinión y especialistas a nivel nacional e internacional como una parte del país que manifiesta el Estado fallido[1].

Parece que ante la impotencia de la Federación por lograr disolver a estos Grupos de Autodefensa que cuentan con un gran número de integrantes, que están obteniendo notables resultados, logrando con ello una aparente aprobación de la población afectada por los abusos del cártel, y que es altamente peligrosa ya que están considerablemente armados, o quizá tan sólo para no desgastar el poderío del Estado en dos frentes por combatir, la Federación presenta un importante cambio de su actitud inicial –que emplazaba firmemente a que se replegaran y disolvieran- e inicia lo que se vislumbra como una estrategia en forma contra estos grupos.

La firma, el 27 de febrero de 2014, de un acuerdo para brindarles legitimidad, parece ser el primer movimiento importante de la Federación en esta estrategia, la cual puede entenderse que surge o por ser una medida adecuada para restaurar el orden y la tranquilidad en Michoacán, o por otro lado, ser tan sólo una táctica para atenuar la vorágine de problemas de la entidad, como advierte el Centro de Investigación para el Desarrollo AC (CIDAC).

No obstante, existen grandes riesgos para el país con la continuidad de los grupos de autodefensa como demuestran las experiencias de este tipo de organizaciones de civiles armados en contra de la insostenible situación a la que son sometidos los pueblos por la acción avasalladora de cárteles de narcotráfico, como demuestra el caso de las Autodefensas Unidas en Colombia (UAC) que en su inicio –en la década de los 80- se trató de grupos de campesinos organizados en defensa de la propiedad de la tierra y de la vida en oposición al embate de las organizaciones de narcotráfico asentadas en dicho país sudamericano, pero que posteriormente terminaron siendo un peligroso grupo dedicado al narcotráfico y a los secuestros que cimbró de terror a los colombianos ya que en su disputa de territorio con sus contrincantes criminales perpetraron la mayoría de las masacres entre la población[2].

En una primera etapa, la estrategia de la Federación contra las autodefensas se guió por el intento de engañar a estos grupos, lo que quedó manifiesto cuando se reveló que luego de la confusión ocasionada por el accidente en una avioneta del que en su momento era el único vocero de las autodefensas, José Manuel Mireles, que se emitió un mensaje manipulado y editado para este fin a través de la principal televisora en México, Televisa, en donde aparentemente este importante dirigente exhortaba en su convalecencia en la Ciudad de México a sus filas a dejar las armas y a desintegrar estos grupos.

Sin embargo, esta táctica falló a pocas horas de haberse aplicado con la denuncia de Mireles de haber sido usado en el video manipulado[3], lo que dejó mal parado al Gobierno Federal pero ante la actual omisión en los medios de comunicación del episodio parece haber sido olvidado del radar de la opinión pública.

Frente al reto que tiene la Federación mexicana de desintegrar o lograr el control de los grupos de autodefensa en Michoacán, se vislumbra el uso de las ideas sugeridas y atribuidas al filósofo y estratega militar chino Sun Tzu y que también son retomadas por el filósofo político italiano renacentista Nicolás Maquiavelo, en cuanto a incitar la división del grupo opositor en cuestión.

La latente pero contenida escisión de las autodefensas derivada por diferencias entre algunos líderes de la organización es aprovechada oportunamente por el Gobierno Federal, en un esfuerzo por lograr que la unidad de este movimiento se rompa en múltiples corrientes que sean posibles de controlar por el Estado Mexicano y quizá posteriormente desaparecer del todo.

Muestra de ello es la detención y enjuiciamiento de Hipólito Mora el 11 de marzo de 2014, quien es uno de los fundadores del movimiento de autodefensas, acusado del homicidio de dos integrantes de esta agrupación, y que sostiene una franca enemistad con el cabecilla autodefensa Luis Torres, conocido como “El Americano” que llegó a su punto más álgido un día antes de la aprehensión y que fue dejada en evidencia hasta ese día[4].

Este caso ha provocado que los líderes de las autodefensas se agrupen en dos bandos, los que apoyan a Hipólito Mora y cuyo más reconocido representante es el propio Mireles[5], y en contraparte los que respaldan a “El Americano”, encabezados por Estanislao Beltrán Torres, alias “Papá Pitufo” y que en coherencia aprueban la detención de Mora[6].

Con la culpabilidad del líder de las autodefensas en Yurécuaro y 18 de sus integrantes en el lamentable asesinato del alcalde de Tanhuato, Gustavo Garibay García, como anunció el comisionado en una rueda de prensa, las fichas de esta estrategia siguen moviéndose en el tablero de forma importante.

Y en esas estamos, tú qué opinas, ¿logrará la Federación con su estrategia la disolución de los grupos de autodefensa para asegurar su continuidad en Los Pinos?