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«Tengo Temor E Incertidumbre»: Suárez Inda Previo A Su Nombramiento Como Cardenal De Morelia

STAFF/@michangoonga

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Previo a su nombramiento como Cardenal, el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, emitió una carta desde Roma dirigida en primer término a la feligresía de la capital michoacana a la cual le pide no dejen de rezar por él.

El prelado originario de Celaya, confesó tener temor e incertidumbre pero también un enorme gozo por su nuevo reto eclesiástico, asegurando que él seguirá en Morelia:

«Ya desde Roma, envío un saludo fraterno a toda mi querida Arquidiócesis de Morelia. Muchas veces había estado en la Ciudad Eterna, donde he vivido experiencias inolvidables, desde que llegué como joven seminarista en 1958, hasta la última Visita ad Limina, en mayor, del año pasado. Tuve la gracia de conocer de cerca de San Juan XXIII, al Beato Pablo VI, a San Juan Pablo II, y al Papa Emérito tan querido, Benedicto XVI, que hace dos años nos dio ejemplo de humildad y valentía al renunciar al ministerio de Sucesor de Pedro.

Pero ahora resulta que el Santo Padre Francisco ha querido llamarme, lo cual sigue siendo para mí sorprendente, para hacerme Cardenal de la Santa Iglesia Romana, es decir, cercano colaborador suyo, sin dejar el cargo de Arzobispo de Morelia.

No puedo ocultar que, aunque trato de vivir en paz, en estos días hay fuertes emociones en mi interior, temor e incertidumbre, confianza en Dios y gratitud por tantísimas muestras de amistad y solidaridad. Bien sé que es Dios quien todo lo dispone y que Él siempre nos asiste con su gracia; por ello me abandono en sus manos, dándome cuenta de lo riesgoso que supone decirle: “Toma, Señor, y recibe mi libertad…”

Es importante y significativo formar parte del Colegio Cardenalicio, pero más trascendente haber sido admitido en la familia de los hijos de Dios por el bautismo, sacramento que recibí por estas mismas fechas hace ya 76 años; porque no hay dignidad más grande que pueda imaginar o alcanzar una persona humana.

Ser bautizado es también el principio y la fuente de toda bendición, de ahí viene la vocación a la santidad que cada uno de nosotros ha de vivir según su condición particular. Recordemos que Santa Teresa del Niño Jesús ambicionaba diferentes vocaciones, pero en el corazón de la Madre Iglesia encontró el supremo llamado del amor.

Al estar lejos de Morelia y de México, más allá de la nostalgia vivo el gozo de sentirme miembro de la Iglesia Universal. Me he encontrado en estos días con cardenales y muchas personas de los cinco continentes, de diversas razas y naciones.

He experimentado también con profunda alegría el recibimiento en dos instituciones profundamente queridas, pues marcaron mis años de estudiante, el Colegio Pío Latinoamericano y la Pontificia Universidad Gregoriana, en donde residí y realicé mis estudios, hace más de cincuenta años.

Reitero mi gratitud y la súplica de que sigan orando por su servidor».

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