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Sin sospechar de un trágico destino similar, el jóven fotógrafo David Alfonso se tomó este martes el tiempo de recordar, a través de su propia profesión, compartiendo en su Facebook una foto «a un año» en memoria de Ricardo Avilés, Andrés Galván y Sergio Vilchez, los tres jóvenes de 17 y 18 años de edad que exactamente ayer, hace 365 días, el 21 de septiembre del 2014, fueron asesinados a manos de policías municipales, quienes, sin identificarse, presuntamente les marcaron un alto para acto seguido dispararles con toda alevosía y ventaja, enluteciendo a todo el municipio de Ciudad Hidalgo, que se llenó de rabia y dolor, que incluso se tradujo en violentos disturbios contra la presidencia municipal; y que él mismo, condenó, lamentó y se unió a las exigencias de justicia que brotaron esos días en la comunidad.
David Alfonso Correa Rangel tenía 30 años – “Bicho” le llamaban algunos de sus amigos- y cuando se dejaba crecer la barba le decían que tenía cierto parecido con Wolverine. Era un joven muy popular, muy conocido y reconocido en su profesión, en Ciudad Hidalgo, su pueblo natal, donde novias próximas a casarse, quinceañeras o madres orgullosas de sus bebés, le buscaban lugar en su agenda para que les fotografiará el día de su boda. Gozaba fama de ser muy bueno con su lente, profesional, y nada carero.
Se describía a sí mismo como especialista en la dirección de equipos, con buena gestión de la Comunicación, y hábil para las Relaciones Públicas, también sabía de Imagen Institucional y Publicidad y Promoción, concursante y ganador de debates y concursos de oratoria, por ejemplo obtuvo el 1er lugar en la fase regional del Concurso Estatal de Oratoria – Organizado por la Secretaría de los Jóvenes de Michoacán, en 2009; y ganador del Torneo de Debate Universitario por equipos, realizado en la ciudad de Morelia, en 2007.
En parte por esos talentos que mostraba, en parte por su compañerismo y su carisma, por su juventud y su porvenir, porque era muy sano (no comprendía la adicción a las drogas); amante de la naturaleza y de las buenas vistas que propician fotografías excelsas; además de deportista (le encantaba practicar un tipo de ciclismo extremo denominado DownHill,) y tenía un sentido de justicia social ( crítico, sin exagerar, de autoridades como el presidente de la república o el ex comisionado Castillo) la noticia de su muerte -asesinato- fue un balde de agua helada, una noticia que ha congelado y dejado desolada otra vez a Ciudad Hidalgo, y que ha repercutido en Morelia, donde David Alfonso estudió Comunicación en la Universidad Vasco de Quiroga (Uvaq).
De inmediato, tras difundirse el fatal suceso en los medios, las redes sociales a nivel local se han enlutado, y muchos perfiles amanecerán con un moño negro en señal de luto por el brillante fotógrafo (baste asomarse a su perfil de Facebook para verificar la calidad de sus imágenes) cuya lente ha sido apagada definitivamente.
David Alfonso Correa murió asesinado, según las primeras versiones, en los momentos en que revisaba locaciones en compañía de una pareja de novios próximos a contraer nupcias, para checar el lugar ideal para tomarles su sesión fotográfica.
El crimen ocurrió alrededor de las 13:48 horas de ayer martes, cuando se dio el reporte del atentado en contra de David, quien había acudido con los novios a la Tenencia de San Matías, en el paraje denominado La Teja, donde un individuo de repente apareció con una escopeta y sin mediar palabra alguna le disparó. Las autoridades estatales por supuesto, empezando por la Procuraduría de Justicia no han dado detalles del asesinato.
La triste noticia se difundió en la noche, y el impacto fue inmediato seguido a una notable incredulidad por la pérdida del joven trabajador de la lente que ha llevado a una condena social, por lo pronto en redes sociales aunque algunos amigos de David Alfonso no descartan manifestarse, para protestar por otra muerte de un jóven inocente y con futuro prometedor de Ciudad Hidalgo. Por lo pronto Francisco Pérez, director de la carrera de Comunicación de la Uvaq, exteriorizó la consternación de la comunidad universitaria por el hecho y pidió a las autoridades competentes esclarecerlo de inmediato. Mientras tanto, sus excompañeros, amigos y familiares le lloran, como muchos lloran ya a otras tantas víctimas inocentes recientes de un Michoacán que huele a muerte, a crímenes sin sentido, a un desprecio tremendo por la vida.
Estos son, ejemplos de la personalidad, de quien en vida fue un jóven carismático y querido, conocido y reconocido, profesionista éxitoso, amante de la vida, michoacano pensante y preocupado de su entorno, un muchacho con mucho futuro, una víctima más de la actual y rampante -y campante- inseguridad del estado, y un número más de expediente para las autoridades in-competentes.
