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Morenacracia // By @indiehalda

Oscar-Hernandez-Bitacora-de-vuelo-02

Por Oscar Hernández

Considero la meritocracia la mejor forma de zanjar diferencias de cualquier índole: quién obtiene un empleo, quién gana un ascenso, a quién darle un premio. Es fría pero objetiva, a veces excluyente pero siempre justa, y un bien que parece escasear en la política mexicana, siendo muy evidente su falta en uno de los más recientes partidos creados en el país.

López Obrador es MORENA. Eso no es creencia, es dogma. Esperar algo relevante del movimiento cuando Obrador lo abandone es pecar de entusiasmo. Y es el mismo tabasqueño quien se ha encargado de alimentar esta forma de ver al partido, siendo juez, parte, pitcher, cátcher, aguador, público, galán de la novela y también actor de reparto, director de cámara y productor

Tras una “elección” para elegir a su “candidato”, Claudia Sheinbaum salió ungida del incomprensible proceso para elegir al representante de MORENA para contender por el gobierno de la Ciudad de México, con menos del 16% de las preferencias en una encuesta que arrojó un 22.9% de participantes que dijeron que ningún candidato de los participantes le parecía bueno. Así de flaca la caballada.

Claudia Sheinbaum: Licenciada en física, doctora en ingeniería energética, un palmarés interesante en desarrollo sustentable avalado por la ONU, secretaria de medio ambiente durante el amloato capitalino. Una mujer de ciencia casada con Carlos Imaz, uno de los implicados en el caso Ahumada, que levantara ámpula allá por 2004. ¿Le convencen las credenciales de la Doctora Sheinbaum para llevar las riendas de la ciudad más grande del país? A mí no.

La niebla que cubre todo este proceso ya hizo que Ricardo Monreal, precandidato delegado en Cuauhtémoc y hombre de controversial carrera política, solicitara su revisión con el fin de brindar certidumbre a la elección. Que un Monreal te pida que transparentes tus procesos es el equivalente a que Peña Nieto te diga que usas mucho gel para peinarte.

La mesa está puerta para una guerra civil que podría dinamitar un camino que hoy nos dice que MORENA se llevará no solo la capital, sino la presidencia ¿Y Obrador? Todo bien, todo transparente, todo es culpa de la mafia del poder, yo qué, a mí que me chequen, yo no hice nada. Eterna víctima. Y del mérito para aspirar a algo, solo quedan encuestas nebulosas y un discurso que en su inclusión esconde un dedo que elige, al parecer al azar.

Si el año que viene este hipotético triunfo no cuaja, vaticino que al “Movimiento de Regeneración Nacional” le quedarán unos cuantos años de vida, y terminará ahogándose en los vicios que dice combatir. La oportunidad de un cambio morirá a manos de la morenacracia, el poder del que jura estar libre de pecado.

Me gusta esta ciudad, no me gusta la gente que la maneja ni la que pretende gobernarla.

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