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El miedo a crecer y los chavorrucos // By Fernando Juárez “El Sargento”

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Por Fernando Juárez “El Sargento”

Existe el ¨complejo de Peter Pan¨, un trastorno que ocurre cuando por el miedo a enfrentar las responsabilidades que conlleva una vida de adulto, la persona prefiere permanecer en una etapa ¨juvenil¨ y viviendo en el ¨desmadre¨, evadiendo completamente la realidad y alargando la adolescencia lo más que se pueda.

Queda más que claro que mi descripción del complejo referido es hecha partiendo de la ignorancia más absoluta y después de haber leído un librillo de 30 pesos, lo cual me certifica como un experto del tema.

Coloquialmente los llamamos Chavorrucos, y son de esas joyas que deben ser atesoradas y protegidas con el más absoluto de los respetos, son aquellos Godínez que se niegan a dejar la lonchera de Dragonball por el miedo a ser uno más del montón, aquellos oficinistas que semana a semana imparten cátedra de baile con Lupita la del servicio social, aquellos que siguen jugando futbol con los ¨chavos¨ a pesar del riesgo de que se les reviente una varice.

Son aquellos seres que se organizan los viernes para ir al ¨antro ¨con su ¨crew¨ para ir por unos ¨drinks¨ y conocer unas ¨lobukis¨. Son aquellos entes que acaban de celebrar su tercer divorcio y siguen usando frases como ¨oki¨, ¨sipi¨ y ¨obvi¨. Son aquellas criaturas detestables que usan el #hashtag en cada publicación en todas sus redes sociales y que usan la barba de leñador para tapar la papada.

En un país donde la televisión dominical giro 30 años en torno a un señor vestido de niño que regalaba salas, es más que claro que se busque alargar la ilusión de juventud lo más que se pueda.

En un país donde las generaciones han sido moldeadas por las enseñanzas morales del chavo del ocho (otro niño eterno), donde le seguimos diciendo ¨Pedrito¨ o ¨Tuzita¨ a personas que ya tienen bisnietos, no nos podemos quejar de la falta de madurez y miedo al compromiso de la población en general.

Hay estudios que indican que los jóvenes ya no se quieren casar, sin embargo la tasa de embarazos juveniles continua en aumento. Estudios indican que los jóvenes ya no buscan comprar una casa o un terreno, prefieren vivir en la renta eterna para ¨no tener raíces¨ y ni hablemos de tener hijos, pues es algo que les resulta catastrófico.

Y sin embargo, en algún momento hay que crecer, hay que afrontar la realidad, hay que entender que no todo puede ser desmadre y diversión, que la vida requiere sacrificios para poder obtener satisfacciones que uno no pensaba que existían y sentimientos que uno jamás creería experimentar.

En fin, que vivan los Chavorrucos y que la sonrisa de Chabelo llene de luz y armonía sus días.

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