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Tal vez la de la colonia Juárez, sea la representación de la Pasión de Cristo más socorrida de las varias que se realizan en Morelia, y junto con la de la colonia Santiaguito, de las más representativas. “Pero aquí la sangre es real, no como en otras representaciones”, presumen con orgullo los organizadores que esta vez, por primera ocasión en mucho tiempo de las 48 ocasiones que la han realizado, no contaron con apoyo alguno de las autoridades las cuales suelen colaborar con templetes, sonido, algunas sillas pero sobre todo ambulancias y agentes de Tránsito para apoyar la logística.
“Les envíamos los oficios como cada año, solicitando el apoyo de las autoridades correspondientes, de Tránsito, de ambulancias y patrullas para cualquier situación que se ofrezca pero este año nos dijeron que por falta de presupuesto no iba a ser posible ayudarnos ..con nada!”, lamentó uno de los organizadores que tuvo que ponerse él mismo a desviar el tráfico ante el paso de Cristo , que este año, como desde hace cinco, fue interpretado por Julio Alejandro Ferrer, un joven devoto católico que no deja de mostrar cierto nervio a pesar de la experiencia de encarnar a Jesùs en su calvario.
A pesar de que el sol estaba pleno, afortunadamente la resolana no afectó a nadie a los cerca de 2 mil visitantes, entre vecinos de las colonias aledañas y morelianos que acuden tradicionalmente en familia a esta representación, que se vive intensamente entre quienes la presencian, niños, jóvenes y adultos por igual, de una tradición que fue iniciada por el padre José Zavala paz y ha perdurado debido a la herencia que ha seguido de generación en generación por participar con algún papel en el Viacrucis, donde participan alrededor de 60 personas, vecinos de colonias como la Juàrez, Molino de Parras y Ventura Puente, quienes hacen que cobre vida esta tradición religiosa en el sur Morelia.
Desde el mes de enero comienzan los preparativos, lo cual se nota en el empeño que se ve reflejado en la representaciòn final, y que propician que la mayoría del auditorio les observe con miradas de mucha reflexión y tristeza en el momento. No hay ruido demàs, todos guardan silencio y están atentos al desarrollo de los actos. Padres de familia les explicaban a sus hijos el por qué de cada uno de los actos de la representación, mientras otros bromeaban dicièndoles que si seguían portando mal les iban a hacer lo mismo que al Cristo.
Al final un emotivo mensaje del párroco invitando a reflexionar y a orar “para estar en paz con uno mismo y con el Señor”.
