¡Estoy bien pinchi gordo!/ By @inchiparis
Por Inchi Paris
O es lo que al menos me decía cada vez que me veía al espejo o cuando me esforzaba por serle atractivo a alguna chica o lo que pensaba después de una larga y exhaustiva sesión de videojuegos.
Yo no soy una persona que lleve una vida muy saludable. Me duermo tarde, cómo lo que quiero, corro rara vez y veo demasiadas cosas que nunca debería haber visto en internet… solo por curiosidad científica… seee, eso es.
Recientemente vi a mi perro vomitar en el patio repetidas veces y por mucho que me dijeron que limpiara, no lo hice; más tarde pasé por el mismo lugar y créanlo o no, me resbale y caí tan solo para darme cuenta que desde esa perspectiva se puede ver un espejo viejo que por allí está. Esto me puso a pensar seriamente: ¡Mi perro es bulímico!
Y es que ¡cómo no serlo! con esta sociedad que solo muestra perros fuertes y guapos en la tele, unos hasta con la nariz operada y con los caninos blancos y relucientes, ¡hasta yo me siento intimidado de sus dotes!
Fue entonces cuando me puse a hablar seriamente con mi perro (para no herirlo por publicar su nombre aquí, le llamaremos Rudolph, Rudolph Hitler) fue entonces cuando le dije a mi perro Rudolph – Falcor, no puedes estar vomitando la comida – Rudolph se hizo como que la virgen le hablaba, por lo que yo seguí:
“Falcor, ciertas veces uno puede ser demasiado severo al juzgarse a uno mismo. Te dices cosas terribles al espejo y terminas lastimándote a un nivel que no puedes entender, pues lo haces en cuerpo… y espíritu”.
Es excelente que uno quiera mejorar como perro, pero simplemente hay maneras de sentirse bien con uno mismo que te van a hacer sentir mejor que si te pones a vomitar las croquetas. Uno puede caer fácilmente en el error de no quererse a sí mismo, pero te diré amigo mío, ser feliz, es algo mucho más fácil de lo que uno suele creer, y son tus particularidades las que le traen color a este mundo”.
Rudolph me escuchó pasivamente, lentamente viró su cabeza, me miró con sus ojos enormes y en eso preguntó – ¿Y cuál es el motivo en particular por el cual esas mismas palabras no podrían servir para ti en este mismo momento?
Me quedé petrificado – ¡Es que yo si estoy bien pinche gordo Falcor, no mames!
Nos reímos un buen rato, tomamos una cerveza y tuvimos sexo salvaje para romper la tensión. Fue un gran día.
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