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Sí a lo prohibido, una afirmación que seduce // By @Siibariita

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Por Liz Gómez

Se han preguntado alguna vez por qué se facilita hacer las cosas que son prohibidas y se dificulta lo que está permitido, esto sin duda es un conflicto en el que todos en algún momento sino es que la mayoría del tiempo se ven inmiscuidos y a su vez crea un problema con quienes los rodean. Sin embargo, este problema tiene una razón de ser desde la parte más inconsciente que nos conforma: la creatividad y deseo de control, los cuales van más allá del arrebato y el atrevimiento dado que estos últimos son tangibles y conscientes en el ser humano.

Por principio, debe quedar claro que cuando hago mención a lo prohibido me refiero a lo que no está permitido hacer, a restricciones, lo que genera una sanción y que finalmente cae en la moral de las personas de lo que está bien y lo que está mal. Se siente un gusto y un deseo por lo que es prohibido debido a una necesidad de investigar, averiguar y generar nuevos límites, es decir, generar nuevos conocimientos. Cuando se prohíbe algo se despierta la parte más receptiva del ser humano, capta la atención y la persona empieza a lanzarse múltiples preguntas ¿Por qué no debo hacerlo? ¿Qué pasa si lo hago? ¿Será divertido? ¿Por qué para ellos está mal si a mí no me perjudica? Entre muchas más, la última que refiero es la que genera el conflicto primordial de la moral a causa de que, lo que esta y no está permitido tendrá en gran medida causas culturales que muchas veces se desconocen porque tienen años de haberse creado y en su defecto el sujeto no comprende el por qué se le prohíbe.

Es verdad que asusta lo que se desconoce, lo que es extraño o que no parece natural, sin duda las cosas que son distintas a lo cotidiano aterrorizan, justamente es por FALTA DE CONOCIMIENTO, por lo tanto lo prohíben: prohibida la homosexualidad, prohibido hablar de sexualidad, prohibido enojarse, etcétera, y así se va educando a las personas bajo lo prohibido y no otorgando información que los proteja de lo desconocido. Con esto me refiero a prohibiciones que detienen el desarrollo y la exploración normal del ser humano, sin embargo hay prohibiciones que son necesarias por el bien común ya sea en una familia, en pareja, en sociedad o en el trabajo pues llevan a que se desborde el placer que indirecta o directamente afecta a otros, en este caso se puede ampliar el fin último de hacer lo prohibido que refería en el primer párrafo, que es el deseo de control sobre el otro y potencialización de la creatividad, no hay punto de comparación entre el esfuerzo que implica planear como hacer lo prohibido a la pasividad de ejercer lo que es permitido dado que la cotidianeidad y tu alrededor te dice como se hace, ya no ocupas aprender sino solo memorizar; tener el poder de cómo romper la norma sin ser sancionado es un alimento del ego, siempre será una excusa para dejarse seducir por lo que es prohibido y ayudará a crear seguridad en el individuo desde la fantasía, esta seguridad será momentánea y al ver que la realidad va llegando se buscará otro pretexto que en su conciencia es lógico para envolverse en algo que implique restricción, continuando así en su fantasía que alimenta el poder y la seguridad desde la prohibición.

Se acepta lo que uno mismo se prohíbe por sus opiniones, estilo de vida y experiencia pero cuando alguien más pone de manifiesto una prohibición en automático las personas que tienden a controlar buscan medios muchas veces a nivel inconsciente para ir contra la norma y es ahí donde se hace uso excesivo de la creatividad, justo para elaborar un plan que los lleve a no ser descubiertos ni sancionados, evidentemente van a buscar retar la opinión de quienes han prohibido, pues buscan establecer sus propios límites y sentirse libres desde su estilo de vida, es evidente que habrá conflicto con la autoridad y esto llevará a un conflicto emocional. Esta actitud es contradictoria ya que estas personas ponen sus propias reglas, las cuales finalmente son prohibiciones pero a su vez buscan libertad, esto implica que muchas veces se está plagado de ambivalencia, querer actuar dos cosas opuestas en la misma acción hablará de personas con poca madurez, que confunden con sus actos y que presentan inflexibilidad para negociar, por ejemplo: llega un padre con su hijo le da una cachetada y en el mismo momento le dice te quiero, el hijo asumirá que si le pegan lo quieren o en su defecto habrá confusión imaginando que si lo quisiera no le pegaría, así con las prohibiciones, “quiero tener dos parejas, porque a los dos los amo”, “Puedo robar porque a quien robo tiene más que yo y beneficiare a alguien pobre”. Sin duda la autojustificación seduce porque calma la culpa y justo para encontrar una autojustificación que convenza se requiere de creatividad.

No es que se ame lo que es prohibido, sino que se desea, se quiere poseer para ser controlado y sentir seguridad en sí mismo. Las prohibiciones deberían ser conceptos negociados, actuados y controlados por el poder consensuado, recordemos que una ley siempre prohíbe incluso cuando otorga, por ejemplo se da libertad para que dos personas se casen, pero se prohíbe tácitamente que se casen más de dos personas, puedes tener vida sexual activa con tu pareja pero no con alguien fuera del matrimonio o del noviazgo. Se debería hace uso del poder racional, lógico, bajo acuerdos que impliquen el ganar-ganar.

Finalmente profundizaré en el núcleo que conforma la sociedad y esta es la pareja, en esta relación se suele prohibir con la idea de que eso dará estabilidad y armonía (porque controlo lo que me gusta y lo que no me gusta aunque implique que el otro se ahogue a mi lado, lo cual habla de egoísmo y falta de escucha), por principio es importante elegir como compañero de vida a alguien que su moral vaya de acuerdo a la propia, de ahí partirán los acuerdos y no las prohibiciones para que se dé justamente la estabilidad y armonía, dejar de lado el deseo de poder sobre al otro será una renuncia necesaria para que no se trasgreda lo prohibido moralmente y así, solo así existan grandes transformaciones en la vida diaria, en el estilo de pensamiento y por consecuencia las prohibiciones vayan cambiando en pro del crecimiento personal y no en base al crecimiento del poder. En la medida que se ame con libertad y capacidad de escucha, asumiendo desde la conciencia que no habrá cambios sino ajustes en la pareja se disfrutará entonces de amor transparente y constante más no de “en-amor-aMIENTO” infinito.

Nos vemos pronto con más palabras democráticas para el placer y la conciencia.


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