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Saliendo del clóset…Con el mismo derecho a los Derechos Humanos

By: Raúl Martínez

A 70 años de la Declaración Universal de los Derechos humanos, estos siguen siendo solo nombrados en el discurso de la mayoría de las autoridades en nuestro país. Por un lado porque como sociedad no hemos sabido hacerlos vales y seguimos sometidos a la buena voluntad de los políticos y por otro lado las instancias oficiales no son capaces de comprometerse a garantizarlos para todos y todas. Si bien en cierto que la gran la Reforma Constitucional del 10 de junio de 2011 pone en el centro a los derechos humanos, estos no se garantizan por parte del Estado y en poblaciones diversas sexuales aún falta mucho para garantizar los derechos fundamentales.

México ha vivido un proceso gradual en materia de reconocimiento de derechos humanos. La agenda impulsada por Organizaciones de Sociedad Civil ha derivado en un mayor compromiso de las instituciones públicas en el respeto y promoción de los derechos de las personas. En nuestro país en lo escrito todas las personas gozan de todos los derechos humanos, sin importar su orientación o preferencia sexual y su identidad de género. Independientemente que la Constitución garantiza el ejercicio de esos derechos, el propio Estado Mexicano se obliga con los diversos tratados internacionales como, por ejemplo, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

La lucha por el reconocimiento de los derechos jurídicos de homosexuales, lesbianas, bisexuales y población trans e Intersexual es ya una realidad casi reconocida en todo el mundo, si, se está ganando terreno. La tendencia, es positiva. Sin embargo las acciones a favor de obtener la Igualdad y la inclusión de las personas LGBT en medio de una sociedad moralina, religiosa y prejuiciosa aún no es un movimiento mundial y lo que hay sigue costando vidas.

Las actitudes hacia las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTTTI) y hacia los temas que las conciernen están mejorando lenta pero van avanzando en nuestro país. Se están derribando los obstáculos para la igualdad de trato y de oportunidades educativas y laborales. Está ganando terreno el reconocimiento de los derechos de las personas LGBTTTI como derechos universales. Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer, la tendencia, definitivamente, es positiva.

En muchos países es ilegal ser gay y se castiga con penas de prisión e incluso la muerte. En algunas sociedades, la simple reivindicación de los derechos humanos y las libertades fundamentales por parte de las personas LGBTTTI – derechos consagrados en el derecho internacional – enfrenta la opresión y el abuso. Las personas LGBT se convierten en objetivos simplemente por ser quienes son. El trato que reciben en estos países y sociedades es grotesco e inaceptable. Los datos que arroja la Encuesta Nacional de Discriminación 2017 nos dan una idea del grado de Homofobia que aún persiste en nuestro País.

No podemos dudar que se ha avanzado en materia legal para proteger a las y los miembros de las poblaciones LGBTTTI, en México, sin embargo, la mayor visibilidad de las personas de dichas poblaciones, también ha provocado una feroz y agresiva respuesta de ciertas instituciones, particularmente la eclesiástica. Si las Iglesias han salido del closet y han dejado saber su poderío económico para movilizar a fanáticos y fieles religiosos en contra del reconocimiento de derechos de poblaciones LGBTTTI.

En nuestro Estado se ha logrado armonizar la legislación para reconocer derechos, así como se han instalado organismos e instituciones a fin de garantizar la aplicación de la ley, en el 2016 se reconoció el matrimonio, en 2017 se aprobó la identidad de poblaciones trans, contamos ya con un consejo estatal para prevenir y eliminar la discriminación, la Comisión estatal de Derechos Humanos cuenta con un programa de Igualdad, hace unos meses se instaló la dirección de diversidad sexual en la secretaria de igualdad sustantiva, está tipificado como agravante los delitos cometidos por cuestiones de orientación sexual o identidad de género, incluso es nuestro estado es delito penal la discriminación, peroooo ps del dicho al hecho, en la práctica falta mucho para incorporar en los programas educativos materias para sensibilizar y educar respecto a orientación sexual e identidad de género en los centros educativos, falta incorporar a los servicios de salud el protocolo de atención sin discriminación a población LGBT a fin de garantizar salud integral y lo más preocupante, Michoacán ocupa el 7mo, lugar en crímenes de odio por homo, les, bi y transfobia a nivel nacional. Y mientras las poblaciones diversas sexuales tengamos que cuidarnos para sobrevivir no podemos hablar de derechos Humanos.

 

Los Derechos Humanos no se consultan, se Garantizan

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