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Reflexiones desde mi silla… Mi experiencia con los caciques parte I

“Cuando el filósofo calla, la humanidad retrocede”
By: José Salomón García Moreno.

Salomón

Debí haber tenido unos ocho años cuando mi madre me enviaba diariamente con una jarra de vidrio verde por leche a la casa-mansión del Sr. Aquiles de la Peña, en Ciudad Hidalgo. Debo advertir que nunca he escuchado nada agradable de ese hombre, ni en la novela “Agua envenenada” de Fernando Benítez, ni en estudios de investigación llevados a cabo por Instituciones de alto nivel educativo, mucho menos en conversaciones posteriores que tuve con protagonistas de un hecho que marcó y para siempre el carácter provinciano, aguantador de mis paisanos taximaroenses.
En ese tiempo vivía en el número 9 de la calle Galeana, a media cuadra de la residencia de Don Aquiles de la Peña. En una ocasión, me encontré con ese hombre, custodiado por hombres armados, me preguntó ¿Quién es tu papá? Le contesté y acariciándome la cabeza me alargó su mano y me dio una peseta, de la balanza de plata. Otra vez lo ví, desde lejos, entrando al salón “Gambrinus” atendido por el famosísimo alemán, que siempre ofrecia la bebida adecuada al estado del cliente. Nunca más lo volví a ver vivo.
El Sr. Avelino, un hombre regordete, que lucía un paliacate rojo alrededor de su cuello, lleno de verrugas, era el jefe de la cuadrilla de los hombres que empredaron la única calle hasta la fecha con ese material en mi pueblo; sudaba a chorros y mi miadre me entregaba una jarra de barro con agua fresca para toda la cuadrilla.
Por esos días mi padre recibió una herencia en el centro del pueblo y nos cambiamos a ese lugar. Rumores iban y rumores llegaban, la inquietud y el silencio reinaban entre la población, un domingo, por la noche, estaba yo en el jardín, a unos metros de mi vivienda, cuando unos jóvenes arremetieron contra un hombre gordo, si, el tal Avelino, lo tomaron por sus extremidades y lo arrojaron a una fuente de agua; las risas y el escarnio no se hicieron esperar, corrí a mi casa y le platiqué a mi madre sobre ese acontecimiento y me prohibió salir.
No se de donde, pero pronto prendió el rumor de que el agua estaba envenenada, en mi casa se cocinaba, por las cochinas dudas, con Tehuacán; dos días después, venía yo acompañado por mi amigo Valentín Sánchez, que vivía enfrente de mi casa y cursábamos el mismo grado en el Colegio José María Morelos (niños) cuando observamos un grupo de personas gritando afuera de la Presidencia Municipal y sucedió algo, que todavía tengo vivo y presente, una mujer arrojó una piedra sobre el Sr. Avelino, quien cayó sangrando al piso y los demás, ahí presentes, lo lapidaron y lo patearon. Tuvo una muerte espantosa; eso ocurrió un martes, el miercoles por la tarde la gente pasaba vociferando, alguien los había convocado para acabar con el cacique.
El olor a quemado era el sello caracteristico del incendio del aserradero, que se encontraba detrás de la vivienda del Don Aquiles, ulular de las sirenas, una ametralladora se encasquetó, ahí supe yo de las famosas bombas molotov. El Sr. Aquiles había muerto en esa refriega. Pero la gente ávida de venganza quería tamibién a Aquilillos, su hijo, que fue salvaguardado por el Sacerdote Melquiades, el Sacerdote Serafín, el conductor de la ambulancia de la cruz roja, el Sr. Ignacio García y otro hombre, que no recuerdo, ellos cuatro, en una camilla llevaban al herido a la Cruz Roja, que se encontraba a un costado de la Presidencia Municipal.
Como a las once de la noche, llegaron los soldados a resguardar la población; había un silencio profundo, de manera que el chasquido de las botas de ese ejercito se esuchaba desde cuadras antes, pasaron por mi casa, los chiquillos les aplaudimos…todo había pasado…dormimos en paz. (Quiero aclarar que todo lo anterior lo he escrito de memoria, hay recuerdos que quiero que salgan de mi inconsciente, y platicarlos es, para mi, un gran alivio) Continuará.
JOSÉ SALOMÓN GARCÍA MORENO
El que escribe es Master en Democracia y Formación en Valores, por la Universidad Autónoma de Barcelona. Doy cursos en centros de formación educativa, para evitar el acoso, para incrementar el respeto a las diferencias, y a las mujeres. Tengo cursos en trámite de ser autorizados, relacionados con Ética para policías por competencias educativas; ética para enfermeras, ética para el incremento de los valores en los periodistas…

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