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Rebelde a los 15… La Malinche vive en nosotros.

By: Itzia Ramos

ITZIA

Alrededor de los inicios de 1500, los pueblos indígenas prehispánicos fueron cayendo uno a uno a manos de los españoles, hasta que el 13 de agosto de 1521 se dio el golpe final con la Caída de Tenochtitlán.

Cualquiera podría inferir con siquiera un poco de lógica que la responsabilidad de este evento la tienen el pueblo español de la época y tal vez los dirigentes de nuestros pueblos por no defenderse propiamente antes de que fuera demasiado tarde (si alguien desea leer más de esto, abra cualquier libro de Historia de México)… pero no, existe una tendencia para recaer una pizca más de culpa en una persona, la mujer “traidora de la patria», amante de Cortés por un corto período de tiempo: la Malinche.

Es más, se conserva todavía un rencor tan profundo contra esta chica que le dedicamos su propia palabra, “malinchista», para referirnos a las personas que prefieren a otra cultura sobre la suya, más específicamente, sobre la mexicana. Dejando de lado lo machista que es esto, siempre me ha impresionado el cinismo con el que usamos esta palabra, como si no estuviéramos tomando un refresco gringo, con ropa manufacturada en Tailandia, revisando una aplicación estadounidense en nuestros celulares con piezas de todas partes del mundo menos de la nuestra mientras nos quejamos de alguien “malinchista»… y pensé, ¡qué mejor mes para recalcar esto que el mes de la patria, los treinta días donde amamos todo lo mexicano! (ojo, no aplica para todo el año, sólo septiembre)

A mí me han llamado con este singular adjetivo por preferir el rock sobre la música mexicana, por pasar más tiempo estudiando el inglés que el español o por no seguir ciertas tradiciones. ¿Me voy a parar aquí a decirles que no he hecho estas cosas, que soy 100% mexicana (como en las etiquetas), que nunca he probado una Coca en mi vida? No. Tienen razón: hay muchas cosas que podría hacer diferente.

No soy perfecta, y cada día intento mejorar de alguna manera, este aspecto incluido. Aún así siempre me queda esa espinita, cuando sé que es cierto, pero que le haría un mejor favor poniéndole un espejo frente a la persona que me señaló. Tal vez no sepa con certeza donde estoy, pero sí hacia donde quiero llegar y qué quiero cambiar; por eso a mí no me insulta que me comparen a tan fuerte e inteligente mujer…¿pero a quien lo está haciendo?

(Sólo digo, un poco de introspección nunca mató a nadie…)

Tampoco vengo a decirles que debemos repudiar absolutamente todo lo foráneo, quemar nuestros celulares y tomar pura agua natural porque es lo único que es nuestro nuestro (y ni tanto, eh) Debemos aceptar que como sociedad, como cultura, nos hemos globalizado, y sería increíblemente difícil seguir un estilo de vida donde todo a nuestro alrededor siga los mismos estándares que hace 500 años… o sino, pregúntenles a los pueblos indígenas, esos que siguen habitando en nuestro país, esos a los que ni los logros de la Independencia ni de la Revolución les llegaron y siguen peleando por tener algo de autonomía, en una sociedad que les repudia mientras se jacta de estar orgullosa de sus raíces.

Si alguien en este país puede señalar un dedo hacia mí y acusarme de haber preferido algo foráneo sobre lo que nos da nuestra nación, son ellos y ellas, nadie más.

Alguna vez un maestro mío dijo que lo mejor de México era su gente. Concuerdo con él. Así que si este mes te quieres sentir patriótico, no vayas a Sanborns a comer pozole. Sal a los puestos, a las cenadurías y negocios; no le regatees o insultes a lxs comerciantes ambulantes, recorre las calles de tu ciudad, apoya las pequeñas empresas, presta atención a esas personas que caminan a tu alrededor: somos lo que le da la esencia a este país, y le demuestra al mundo que no somos sólo dirigentes que se plagian su tesis.

Y ya si quieren entretenerse un rato, leer la historia de la Malinche no es una mala idea… porque será “la llave que abrió México” pero también la mujer que evitó muchas, muchas muertes… con eso les dejo.

¡Que tengan un excelente fin de semana!

Itzia Ramos, estudiante de preparatoria. Ferviente defensora de la libertad y los tacos al pastor con piña. Escribe poesía en sus tiempos libres.

 

 

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