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Rebelde a los 15… propósitos de año nuevo

Rebelde a los 15… Propósitos de Año Nuevo

ITZIA

By: Itzia Ramos

Dicen que el año nuevo es un momento para reflexionar. Buscar lo que estaría mejor y trazar metas para cumplir. Cuando me preguntan «¿cuáles son tus propósitos?» nada más sonrío.
Irónicamente, traigo las mismas ganas de hacer introspección que de caminar descalza sobre vidrios rotos (ninguna).
No me malinterpreten, no tiene nada de malo sentarse un rato y pensar «bueno, ¿en qué
puedo mejorar?»… es que llega un punto en que pensar no hace el truco.
Verán, me es fácil crear mundos aparte en mi cabeza. Escenas y diálogos perfectos, primero con personajes inventados, después con personas conocidas. No es necesario escribirlos: sólo los pienso. Desde pequeña tengo esta (buena o mala, todo depende) costumbre de hablar con quien no puedo en la realidad, sólo fabricando una escenadonde esa persona y yo tengamos una conversación.
Hay todo un universo en mi cabeza, y si no tengo el cuidado pertinente, es fácil perderme en él. Porque cuando piensas, piensas, piensas y no te mueves, nada cambia. Suena obvio y al mismo tiempo, está lejos de serlo.
Me han dicho demasiadas veces «la adolescencia no es un período de transición, sino una etapa gloriosa en sí misma». Se pensaría que ya me lo he aprendido, empero, aquí estoy, en la mitad de un túnel que debe llevarme a alguna parte. En esas ando, en épocas del año donde la esperanza y la nostalgia te toman cada una de una mano: revisito a veces mis recuerdos, otras, lo que espero del año siguiente. Es difícil no comparar el pasado con el ahora, y cuando ya no buscas diferencias sino similitudes… bueno, parecería que es tiempo de reevaluar.
Pero no quiero reevaluar. No lo sé, tal vez algunos cambios no residan en pensar cómo mejorar, sino en sólo dejar que el mundo te enseñe el camino. Estar presente en la realidad que mis pies están pisando y no la que mi cerebro está viendo por enésima vez (tiene sus favoritas)
Deseo actuar sin hacer tantos planos y estrategias, hablar sin medir con gran rigor mis palabras, hacer lo que en verdad quiero y no lo que debería. Porque, al final del día, no hay nada que debamos hacer: todo es una decisión. Y mi único propósito (si se le puede llamar así) para el siguiente año es calcular menos las mías.
Este 2018 aprendí que las personas vienen, van, regresan y se vuelven a ir. Tú eres la única certeza en tu vida: al final del día, sólo estás tú. No le apuestes tu felicidad a algo o alguien, apuéstatela a ti. Construye una relación con el espejo, (te lo dice alguien que no la tenía) te lo agradecerás luego.
El mundo sigue girando. Diviértete un poco en el viaje, ¿no?
¡Felices fiestas!

Itzia Ramos, estudiante de preparatoria. Ferviente defensora de la libertad y de las pasas en
los platillos de Nochebuena. Escribe poesía en sus tiempos libres.

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