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Rebelde a los 15… Procrastinar

By: Itzia Ramos

ITZIA

Escribo esto un jueves a las 2:32 PM. Pronto tendré que estar en un taller de una hora, preparar un examen parcial de la materia en la que peor me va, entregar un resumen de la Guerra de Reforma y… mandar esta columna. Se podría pensar «oh, vaya, ¡te dejan mucho trabajo en la prepa y por eso no lo habías hecho!»

En realidad tuve toda la semana libre. Excepto hoy. Sabiendo que tendría que hacer esto desde hace ya un tiempo y me podría haber organizado. Pero igual lo dejé todo para el final.

A este singular acto se le llama «procrastinar» y debo decir que es un hábito que he ido desarrollando lentamente hasta que me sorprendí siendo lo que tanto me quejaba. Pero como diría Maquiavelo, el fin justifica los medios, y de alguna manera termino con los mismos resultados que si lo hiciera ordenada y sistemáticamente (están leyendo esta columna, ¿no?)

El porqué no lo voy a resolver yo, eso se los dejo a las disciplinas pertinentes… no, aquí yo me pregunto, ¿en verdad es tan mala cómo la pintan?

Honestamente, hasta ahora he conocido a muy pocas personas que sigan un horario rígido y funcional donde digan «tal día haré x,y,z cosas» y las hagan. La mayoría de las personas que conozco son un promedio de dos extremos: organizarse perfectamente y sortear las cosas como vayan saliendo.

Incluso yo, que me acabo de hacer sonar como la persona más irresponsable tengo mis ratos donde soy im-pe-ca-ble y me entran los ánimos de echarle ganas.

Creo que lo que nadie habla de la procrastinación es que, en cierta medida, es muy útil. Tenemos la idea cuadrada de que para tener éxito y ser responsables debemos seguir un plan detallado paso a paso para lograr nuestras metas. Viniendo de alguien que pasó un cacho de su vida estudiantil obsesionada con ser perfectamente ordenada, no es un buen sistema. Porque esperas que todo salga acorde a lo que esperas y cuando inevitablemente no lo hace, todos tus planes se te vienen abajo. Antes de admitir desorden en mi vida, mi tolerancia a la frustración era cercana a ninguna, y se me hacía difícil resolver lo que iba saliendo porque no estaba en mis planes. Cuando dejas cosas al aire (a veces muchas, a veces pocas) te atienes a las consecuencias y aprendes a usar tu creatividad a tu favor…

(Claro, no lo apliques siempre a todo porque el resultado será desastroso)

Así que sí, con orgullo digo que procrastiné escribir esto y varias cosas más pero igual voy a encontrar la manera de hacerlas todas. Miren, si apenas son las 3:35 y ya estoy terminando un pendiente de mi lista.

¿Seré floja? tal vez… ¿y capaz de encontrar soluciones fuera de la caja aunque deba ser para arreglar mis errores? pues claro.

Con esto, les dejo hoy. ¡Que tengan un excelente día!

Itzia Ramos, estudiante de preparatoria. Ferviente defensora de la libertad y de los tacos al pastor con piña. Escribe poesía en su tiempo libre.

 

 

 

 

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