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Rebelde a los 15… Detalles

By: Itzia Ramos

ITZIA

Estas semanas los días han dejado de sentirse como un lunes congelador y ahora parecen un viernes soleado eterno. Las sonrisas vienen más fácil que antes, se quedan durante más tiempo en un lugar donde la calma ha llegado para quedarse (y ese parece ser aquí).

Comienzo a notar pequeños detalles que me pasaban desapercibidos en mi visión de túnel, esos que hacen que las cosas cobren importancia y dejen de ser sólo rutina. Las sábanas se sienten más suaves cuando rozan mi piel, el viento me hace cerrar los ojos y sonreír en agradecimiento… detalles, completos.

Las canciones de tiempos pasados se mezclan con las del presente, como los cronopios comestibles que preparaban en mi libro favorito; el único detalle es que juntos no saben mal, saben diferente y es esa distinción tan interesante que silencia por un tiempo mis pensamientos.

Mis respiraciones han tomado un ritmo constante, uno que parece conectarme a la realidad y sincronizarse con mis pasos. Las epifanías de momentos se transforman en longevas verdades que escribo en notas de celular y servilletas arrugadas. Cada pequeña pieza comienza a armarse y, vaya, hay tantas cosas por las cuáles desanimarse pero hay más por las cuáles seguir caminando…

Detalles, completos, me gusta mirar a las estrellas cada que me siento sola, tan sólo para recordar que alguien está observando el mismo cielo que yo. Y entonces se deshacen las etiquetas, los muros, las diferencias para recordarme que somos todas personas detrás de aquello que parece separarnos.

Algo susurra en mí que tal vez esto es algo por lo que la mayoría pasamos y se nos olvida contar. Que las cosas se apilen, que el mundo gire y me lleve con él a dar una vuelta: dejo el testimonio aquí de que los días pueden mejorar, tal vez alguien lo encuentre y pueda quitarle unas pocas piedras de su espalda. Que sepa que es posible recobrar el equilibrio aún después de una mala caída.

La éterea luz del Sol va y viene, los días están pasando pero ya los estoy contando, los días se van pero no sin antes estrechar mi mano y dar las buenas madrugadas, el tiempo anda al ritmo calculado del metrónomo, a veces canto para hacerle compañía.

Hay de detalles a detalles, tal vez algún día me sea natural apreciarlos sin pensarlos… mi reflejo en el escaparate me sonríe, somos tan importantes como el mundo que nos rodea.

Me gusta esta yo.

Itzia Ramos, estudiante de preparatoria. Ferviente defensora de la libertad y de los tacos al pastor con piña. Escribe poesía en su tiempo libre.

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