Piénsalo dos, o dos mil veces

Por Tony Bradshaw

Dicen por ahí que en el corazón no se manda, yo digo que depende, si eres una popstar internacional estoy seguro de que puedes negociar una prórroga para no cometer errores que ya otros han tenido en el pasado.

Hace unos días corrió la noticia de que Miley Cyrus, mejor conocida en México por el personaje de Hannah Montana, está comprometida con su novio de hace tres años, el actor Liam Hemsworth quien le dio un anillo de compromiso de 3.5 kilates, «una joya muy especial y romántica» como la describe su diseñador.

Mi preocupación no es el anillo sino que esta chica tan sólo tiene 19 años y su carrera no ha ido muy bien últimamente, cuando tenía 14  prácticamente dominaba el mundo, era una celebridad de mil millones de dólares, pero desde que terminó el famoso show de Disney le ha sido difícil llegar al primer lugar, y es que como muchos otros artistas decidió irse por la ruta, mmm, ¿cómo decirlo? Pues, más «putita», y obviamente a los papás de los niños que compran sus discos no les pareció la idea.

Ahora viene con esta sorpresita que parece por demás precipitada. No descarto que como en los cuentos de hadas de la empresa para la que trabajó tanto tiempo haya encontrado a su príncipe azul, pero, híjoles, como dice mi mamá, «primero enséñate a lavar los calzones y después hablamos».

Bueno, no me quiero ver tan viborita, aunque supongo que ya lo hice, así que sólo me restan dos cosas por decir, la primera es el titulo de mi columna, ¡Por favor Miley, piénsalo dos o mejor dos mil veces antes de hacerlo, me caes bien pero esto es Hollywood por el amor de Dios!, acuérdate de lo que le pasó a Britney con K-Fed y a Whitney con Bobby, y la segunda es que para quien organice las apuestas de la duración me apunte 1 mes o menos.

Tony says: De verdad que he estado tratando y tratando no hablar de Madonna pero con eso que el MDNA Tour lleva unas cuantas fechas y ya bailó Born this way y hasta enseñó una chichi en Istanbul me queda una sensación de que siente pasos en la azotea, ¡just sayin!.

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