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«Pueblos mágicos» afectados por violencia en Michoacán

STAFF / @michangoonga

Por miedo a los enfrentamientos entre autodefensas, grupos criminales y fuerzas federales, los turistas “ya no llegan” a pueblos como Tacámbaro, Santa Clara del Cobre, Pátzcuaro y Tzinzunzán, donde la ocupación hotelera promedio actual es de 8%, cuando en la misma temporada durante 2013 era del 30% para los 150 hoteles de estas localidades, según Arturo Pimentel, vicepresidente de la asociación de Hoteleros de la Región Pátzcuaro.

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La región lacustre donde se encuentran la mayoría de estos pueblos está a unas tres horas de los municipios de Tierra Caliente.

Michoacán es el estado que tiene más pueblos mágicos en el país, con ocho: Cuitzeo, Pátzcuaro, Santa Clara del Cobre, Tlalpujahua, Mineral de Angangueo, Tacámbaro, Jiquilpan y Tzintzuntzán, y ocupa el octavo lugar nacional en oferta hotelera con 665 establecimientos, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Un pueblo es considerado mágico cuando tiene una riqueza cultural y natural y manifestaciones históricas simbólicas, además de que debe ofrecer servicios de salud y seguridad a sus visitantes, según las reglas de operación del Programa Pueblos Mágicos de la Secretaría de Turismo federal.

Arturo Pimentel, dijo que algunos hoteles “han tenido que descansar a la mitad de su plantilla” ante la falta de clientes, aunque no precisó cuántos han tomado esta medida.

“Los turistas no llegan. Nos cancelan reservaciones en los hoteles. Aquí en Santa Clara la cosa está tranquila, pueden pasear sin problema, pero les da miedo llegar por carretera por los bloqueos en los caminos”, comenta la gerente de un hotel de Santa Clara que prefirió guardar el anonimato.

El pueblo de Santa Clara del Cobre es famoso por sus refinadas artesanías fabricadas a partir de ese metal.

La creación de nuevas fuentes de empleo en el sector turístico “están en declive, no se puede contratar a personal, la mayoría de los negocios (en los pueblos) son familiares entonces quienes contratan personas no pueden hacerlo”, dice Pimentel.

La falta de turistas también afecta a los comercios, a los meseros que viven de las propinas y a los artesanos.

Empresarios y hoteleros coinciden en que los turistas tienen miedo de acercarse al estado por la información que ven en los medios sobre los enfrentamientos entre autodefensas y criminales.

“Esto definitivamente ha afectado, hay turistas que no se atreven a venir y hay turistas que a pesar de eso se vuelven un poco insensibles o más aventureros y deciden venir”, dice Gloria Murga, de Pátzcuaro.com, organización ciudadana encargada de promover el turismo en la región lacustre del estado.

En ninguno de los ocho pueblos mágicos se han registrado hechos violentos, “esta situación de los grupos de delincuencia organizada es entre ellos, no contra la sociedad”, asegura el secretario de Turismo del estado, Roberto Monroy.

“No es todo Michoacán el que está en conflicto y eso nos ha llevado a que el resto del estado tengamos una disminución en la imagen y eso nos afecta en todo lo que es el comercio y los servicios de turismo”, dice en entrevista José Maldonado López, presidente de la Cámara Nacional De Comercio, Servicios y Turismo De Morelia.

La pregunta constante de los turistas para los operadores turísticos “a través de llamadas telefónicas, siempre y hasta hoy la pregunta es ¿cómo está Michoacán? ¿Es seguro?”, debido a las noticias sobre el estado, dice Andrés un operador del sector en Tlalpujahua.

En las zonas afectadas por hechos violentos, como Apatzingán la baja en el turismo se ha resentido más.

La ocupación en los hoteles en ese municipio es del 5% cuando debería ser de un 40% en esta época, cuando los turistas nacionales, sobre todo michoacanos de las costas del estado, buscan el clima cálido y alguno de los cinco balnearios por los que se distingue la región.

“En la temporada navideña normalmente se elevaba hasta un 60, 70%, el año pasado no pasó del 10%”, comenta Paulo Hernández, encargado del Hotel Centro en ese municipio.

Otro hotelero de Apatzingán, que prefiere omitir sus datos, coincide en que desde 2010 el número de visitantes comenzó a bajar. “En vacaciones llegamos a tener solo 20 cuartos ocupados de los 100 que tenemos”. Pero desde que surgieron las autodefensas a principios de 2012 la situación empeoró.

“Los que se siguen hospedando es gente que tiene que venir por necesidad, llámese trabajo, agentes de ventas, gente que viene a darle mantenimiento a empresas y personas que vienen a visitar a su familia, pero turismo que venga por unos días de descanso hace meses que no vemos eso”, dice Paulo Hernández.

Con información de CNN México

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