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MARCHA GAY GDL 2013/ by @Oswaldisimo

Por: Oswaldo Calderón

Marcha Gay en Guadalajara

Fuera de la Ciudad de México, aquellos que somos metropolitanos de hueso colorado, capitalinos a morir, férreos adictos al mareo que produce la enorme urbe de concreto; en ocasiones, encontramos un remanso de paz y tranquilidad fuera de la ciudad, en algún pueblo alejado de la mano del dios de los cristianos y nuestro metabolismo nos exige los usual: ruido, tráfico, contaminación, gente que vive aprisa… Esa es una de las razones por las que tomo vacaciones apuradas, de entrada por salida y generalmente en algún lugar civilizado. Sin embargo, en Guadalajara no me pasa lo mismo, me encuentro cómodo, hasta las despedidas son complicadas; allí encuentro el olor a provincia deseable y el ritmo frenético de una ciudad moderna, nocturnamente moderna, adictamente deseable.

                Resulta paradójico, ahora después de muchas marchas joteriles a las que he ido a Gdl., sea ésta posiblemente la más triste, desangelada, terriblemente provinciana y hasta difícil de digerir. Por ahí de las cuatro de la tarde se congregaron sobre Juárez cientos de naturales para ver la marcha, una fauna muy diversa llevada por el morbo y la curiosidad en las banquetas como si hubiera llegado el circo a su ciudad, y con algo de retraso empezó el desfile. Impresionante la bandera arcoíris que abría la marcha, un colectivo con consignas después, un carro con gogos bugas muy obligados y nada divertidos, otro colectivo y otro y otro y así largos veinte minutos que contabilizaron el grueso de la marcha, ¿eso era todo? ¿Y los carros alegóricos? ¿Y los bares? ¿Y los maquillajes, tacones, plataformas, pelucas, hombres en cueros…? Algo era más evidente que un fuego en los labios: la mano de los corporativistas andaban meciendo la cuna.

                ¿En qué sentido marcha la marcha? En el sentido contrario. Todos los años anteriores el desfile salía de por allá donde el sol se esconde y llegaba a la Plaza de Armas y por una singular razón. Las marchas terminan físicamente en los símbolos de la opresión y el oprobio; la plaza central, zócalos o kioscos poseen la cualidad de tener en sus lindes, generalmente, los palacios de los gobiernos y los de la iglesia;  esa debe ser una razón de peso por la que las marchas concluyen simbólicamente retando la autoridad del Estado y avergonzando las moralinas posturas cristianas; no empiezan en medio de la nada y terminan en la nada de nuevo, en un corredor que se presume “cultural”; pues sí la razón era la cultura, ¿por qué no terminó en la UDG? Definitivamente quienes tomaron la dirección de la organización de la marcha, andan muy perdidos. Sólo por alguna razón se pudo cambiar la ruta de la marcha: para que los empresarios que tienen sus bares en el centro, no disfrutaran de las bondades de los marchosos, parroquianos y turistas; de cualquier forma, los bares se llenaron hasta el tope y los únicos que quedaron mal, fueron visiblemente, los organizadores que ¡anda hija! Por hacer un mal recibieron la desaprobación general del sector gay de Gdl.

 Marcha Gay en GDL

                Era una marcha de consignas, me dirán unas y otras y todas con razón, y razón de más para no limitar las pasiones, ni conciencias o libre proceder del sector gay; que marche quién quiera y como quiera, con consigna, sin bandera, con tacones, en un carro, como empresario o activista; justo eso es la diversidad que tanto se pregona en las calles con ínfulas de falsa tolerancia y al final, no permitir que los empresarios marchen, es discriminación. El límite de los activistas se concentra en unas cuadras, pensamiento provincial o capitalino con visibles futuros visionarios y pecuniarios. La consiga era sin duda alguna “dividamos a la “comunidad”. Si los activistas y algunos falsos profetas con buenas intenciones, todos son hartamente capaces de defender sus posturas; por lo menos, yo no vi a ninguna de ellas inmolándose en queroseno y prendiéndose fuego en el ágora de sus pretensiones.

                Esta llamada “comunidad gay” que en realidad es un conjunto de ghettos y sectores bien definidos en singular y no en plural, bajo la salvedad de la diversidad, debe conservar su alma enrarecida y procurar la libertad, no perder el estilo bajo la perversidad de los nuevos activistas afanosos en buscar honor y gloria personal. Las leyes se hacen en los palacios legislativos, no llegan redactados bajo la noticia del día, ni en la consigna ferviente, o los brazos exultantes al cielo. Que las marchas sean para los que marchen bajo la consigna que quieran, o sin ellas, sin asumirse o sólo por ese día, para las frívolas mariposas de las noches y los bares o los agobiados activistas, para los turistas y naturales, para los negocios y hasta creyentes, para los descreídos y apáticos. Que cada quien haga lo que quiera en un día. ¿Por qué tanto lío por un día? ¿Por qué limitar? No sólo salgamos a las calles, salgamos al mundo y aprendamos de los progresos de los demás, dejemos ese sentido chingativo estereotipado del mexicano, nadie tiene la corona, ¿cuál corona? El mundo de reinitas jugando a ser serias. Mientras que los politólogos conceptualizan y resemantizan los procesos y las acciones, los serios se ríen para sus adentros, las locas se divierten como locas y los activistas son resemantizados por todos y se agobian en la posibilidad de un mundo mejor. Mientras yo, acá, simplemente esperando a Godot.

Como siempre agradezco su comentarios que responderé en tanto su dios me conceda intacto y trabajando el proceso sináptico.

Acá le dejo el vídeo que tomé de unos vaqueros con muy buen ritmo y por mucho, lo mejor de la marcha.

About the author

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Actor de la vida, intérprete de mis sueños, drag queen por terquedad, escritor sin fama, ensayista sin futuro, cuentista a ratos, poeta fracasado, pero principalmente buen hijo, mejor amigo y con fecha de caducidad. Mi espacio personal: http://vampirujeando.blogspot.mx/ Espacio literario dedicado a la diégesis de la vida y la narrativa vital de cada individuo; la poética urbana y sus personajes citadinos formaran parte de la dramaturgia coloquial; al final las historias metropolitanas serán las protagonistas del cuento de nunca acabar.

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