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Estudiar o no estudiar

Por P. Pistolas

Se dice en México, que el único oficio que no necesita preparación, es ser político. A un presidente municipal le llegó la siguiente orden: “Acabe con el analfabetismo”. De inmediato mandó poner unos anuncios: “Analfabetos, una de dos: o se ponen a leer o se largan del pueblo”, y el otro decía: “Informe de los nacimientos y defunciones de este año”. La respuesta que obtuvo fue: “Nacimientos hasta navidad y funciones hasta que llegue el circo”.

Le decía un alumno de preparatoria a su maestro que a pesar de ser pobre quería terminar una carrera en la universidad; el maestro contestó que probablemente moriría de hambre antes de lograrlo. “No importa maestro”,  dijo el alumno. El maestro le responde “entonces sí lo lograrás”.

El mundo es de Dios, pero se los presta a los que estudian, como  el amor en el mundo espiritual; en el trabajo, en el deporte, en cualquier hazaña, la voluntad es la que logra todo.

Muchos estudiantes mañosamente logran pasar de año copiando; un muchacho copió las preguntas correctas a su compañero, en la décima escribió “no la sé” y el otro puso “yo tampoco”. Lógico, reprobaron.

Les mencioné a los alumnos que terminaron el bachillerato que quienes tienen mejor sueldo en el pueblo son los doctores, los maestros, el presidente municipal, algunos tienen hasta dos casas y carros. La migración a los Estados Unidos es muy engañosa; al llegar pobres, tanto de dinero como de cultura y espiritualidad, dependen de su trabajo el cual a su vez dependerá de su salud (muchas veces precaria), de los parientes generosos (que son muy escasos), de la economía del país, del valor de las casas, la gasolina, los intereses de los bancos; al final tienen todo y no son dueños de nada.

La cultura es el conocimiento de lo mejor que se ha dicho y pensado en el mundo, pero si no aprovechamos la juventud para estudiar y ahorrar, ¿qué tendremos en la vejez? Puros achaques. Siendo realistas, el hábito de leer, tan escaso en nuestro país, se hereda de varias generaciones atrás, es una disciplina, requiere tiempo y sacrificio; quizá no vemos la conveniencia del estudio, de conocer nuestra historia, exponiéndonos a repetir los errores de nuestros antepasados.

Con los sueldos tan raquíticos, la verdad apenas alcanza para comer; hay carreteras y autobuses en mal estado, rentas, comidas pobres y pocas bibliotecas, pero lo peor de todo son la deserción y el engaño de los hijos que desaprovechan la buena voluntad y los grandes sacrificios de sus papás. Por otro lado, me pregunto: ¿Con qué autoridad moral se van a castigar a los alumnos que faltan o llegan tarde a clases con estos maestros que tenemos? Muchas explicaciones pero ninguna justificación.

En el examen para entrar a la universidad, reprueban el 95% pero entran todos los alumnos por presiones políticas, porque entonces tendrían que cerrarla y los maestros se quedarían sin chamba.

Como siempre, hay sus excepciones tanto en maestros como en alumnos y me gustaría que tú fueras uno de ellos.

El doctor al paciente: “¿Habla cuando duerme?”. “No”- responde el paciente-. “Más bien duermen cuando hablo… Soy maestro”.

¿Para qué estudiar? Para lograr el éxito  y para ello se requieren años de ensayo y error hasta llegar a la perfección, de seleccionar buenos libros, de aprovechar a los buenos amigos que son pocos, y a la familia. El estudio te abrirá el camino hacia una vida plena.

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