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#Morelia Vino AMLO A Villas Del ‘Gentillal’ …Se Emocionaron Y Olvidaron A Susana Distancia

STAFF/ Elly Castillo -@ellycastillo

La visita presidencial de este viernes a Morelia ha sido tal vez la más desabrida de las 11 que ha realizado Andrés Manuel López Obrador al estado desde que es presidente de la nación. Y ello en buena parte por el momento pandémico que vivimos.

El mismo presidente se percibe cercano pero lejano a la vez. Es decir, saluda al paso de su camioneta Suburban negra del año, pero con los cristales en lo alto. Aún así la gente insiste, los vecinos de Villas del Pedregal quieren tocarlo, quieren que él mismo y en persona les reciba sus cartas, sus folders, sus expedientes, y no valen las explicaciones de la ayudantía de indicarles que eso no es posible por las cuestiones del Coronavirus.

 “¡Presidente presidente! Háganos caso!”; “¡Andrés que Dios te bendiga!”; “Señor presidente aquí por favor!” se desgañita la gente que se arremolina en torno al camionetón que es torpemente custodiado por AMLOvers, policías y ‘Servidores de la Nación’ que se ven rebasados por la multitud que no se contiene y se abalanza sobre el jefe del Ejecutivo federal. Algunos inclusos e cuelgan de la parte posterior del vehículo presidencial. López Obrador se limita a sonreír, a mandar algunos besos al aire sin dedicatoria específica, y a señalar con su índice a qué personas hay que recogerles sus folders, sus papeles que le quieren hacer llegar.

A diferencia de su primero de dos eventos que sostuvo este viernes en la capital michoacana, en el segundo Andrés Manuel fue apapachado. En el primero, fue reclamado, por feministas y estudiantes y desempleados que le gritaban algunas consignas de protesta al salir de la XXI Zona Militar donde brindó su habitual “conferencia mañanera” a la cual restringieron el paso a los medios locales.

Pero ya en el segundo evento, el tono fue diferente: De cordialidad y bienvenida, a pesar de una centena de autos del movimiento Frente Nacional AntiAMLO rondaba la zona pero un discreto operativo propició que no pudieran acercarse para manifestarle su rechazo.

En Villas del Pedregal, el que es considerado el fraccionamiento más grande de Latinoamérica, tampoco era una gran multitud en torno al cuartel de la  Guardia Nacional que el presidente vino a entregar. “No quisimos convocar a toda la gente, sólo a los comerciantes, por la organización, las autoridades andan muy nerviosas” compartió Francisco Garcidueñas, líder social que organizó a algunas de las personas presentes para patentar su apoyo al presidente.

Mientras la ceremonia protocolaria se llevaba a cabo dentro del cuartel, afuera la gente paciente esperaba  la salida del hombre a quien muchos ven como su esperanza,y la del país entero. Sin embargo, a su salida para regresarse a la CDMX, las pocas medidas sanitarias de prevención ante el COVID -19 se desvanecieron.

Los tumultos se comenzaron a formar en torno a la Suburban negra presidencial. Una evidente desorganización en cuanto al cinturón de seguridad contribuyó a generar más caos. No había mando, no había control, lo que propició un desorden masivo de los presentes, quienes de plano se olvidaron de las medidas que al menos había tratado de mantener previo al acercamiento presidencial.

Mientras tanto, López Obrador siguió su camino, en medio de una muchedumbre que sólo buscaba acercarsele como fuera, incluso a costa de su integridad, de su protección personal.

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