STAFF / ESPECIAL / @michangoonga
Tal vez no haya raticida, ni veneno en la comida de los reos de Cereso Mil Cumbres, lo que sí, es que al menos cucarachas -muertas- se entremezclan en los alimentos, pudo constatar este medio de comunicación en un recorrido dentro del penal.
Luego de que este fin de semana se informó del caso de la intoxicación de al menos 120 reos -uno de ellos presuntamente muerto- por señalar, consumir comida con raticida en el anexo de Alto Impacto del Centro de Rehabilitación Social (CERESO), ubicado en la salida Mil Cumbres de Morelia, las autoridades, aparte de negar los hechos, informó que sólo se trataron de 20 casos de malestar estomacal por tomar agua de la llave tras realizar ejercicio.
Y para reforzar su versión, las autoridades de la cárcel encabezadas por el subsecretario de Prevención y de Inserción Social de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Michoacán, Jorge Alejandro Montiel Villaseñor, invitaron de manera atípica a algunos medios informativos para conocer las condiciones en que viven los reos, e informar lo que oficialmente pasó en el CERESO.
Dentro del recorrido, el subsecretario Montiel informó que sólo fueron 20 los reos que se intoxicaron por beber agua de bebederos, que contradictoriamente cabe señalar no sirven para beber agua, ya que ésta no es potable, y sólo se encuentran ahí para que los reos puedan refrescarse después de sus actividades físicas, según explicó la vocera de la SSP Michoacán, Sandra Saénz.
Para reforzar esta información, permitieron a los medios tomar fotografías de la cocina, panadería, tortillería, lavandería y bodegas de comida.
Sin embargo, mientras las autoridades penitenciarias daban el tour a los reporteros por las instalaciones, en el área de panadería algunos de ellos se pudieron percatar de que en un tambo de plástico color azul, donde se almacena la harina, había varias cucarachas muertas. No obstante, la vigilancia férrea y la “libertad” vigilada para captar imágenes, se pudo tomar una foto donde se aprecian a tres insectos muertos, lo que comprueba que los reos sí son susceptibles de contraer alguna enfermedad por consumir comida contaminada, en este caso, con cucarachas.
Otra cuestión que llamó la atención de los reporteros, es que los almacenes de comida estaban repletos, bien surtidos, con todo tipo de alimentos, carnes y legumbres, que inclusive fueron ofrecidos a los que acudieron a la invitación de un menú que consistió en pollo en adobo y sopa de fideos seca, y que algunos, prefirieron pasar.
¿Y QUÉ PASÓ ENTONCES?
Respecto a la versión publicada por diversos medios de comunicación sobre los 120 reos intoxicados y un presunto muerto, en una versión proporcionada directamente por custodios a esta casa editorial, se contrastaron sus datos expresando que sí hubo una intoxicación masiva de “entre 150 a 200 reclusos”, todos ellos del anexo especial, que fue por alimentos, soya en particular, de la cual aún no se sabe si fue servida en la cena del viernes pasado ya echada a perder, o sufrió alguna alteración por algún elemento externo, químico o ambiental.
La versión del recluso muerto se derivó de que uno de los intoxicados empezó a vomitar sangre, y fue el único que fue sacado del penal para recibir atención hospitalaria directamente ante su condición de salud, sin embargo este logró recuperarse.
