STAFF/O.Melissa García-@OmaidaMelissa
El tío de Diego el “violador” de la pequeña Valentina, Guillermo Jaramillo Tejeda es colaborador del gobierno del Estado a través del Taller de Pelucas Oncológicas con que cuenta el Albergue del Hospital Infantil de Morelia, así lo denunciaron familiares de la menor que fue brutalmente golpeada y posteriormente violada, cuyo caso no fue denunciado con oportunidad por parte de las autoridades del nosocomio.
Con el clamor de Justicia y la consigna de que “las niñas no se tocan”, Brenda Chávez Sánchez relató a medios de comunicación que el homicidio de su pequeña de 4 años de edad, hace dos meses, no ha sido tomado con seriedad, pues el homicida, su pareja sentimental y padrastro de la víctima, Diego Armando Valadéz Jaramillo fue protegido por las autoridades de salud y posteriormente liberado en las instalaciones de Seguridad Pública.
Brenda relata que su hija fue ingresada al hospital infantil horas después de haber sido hospitalizada en la clínica Santa Elena ubicada en La Aldea, lugar que no pudo atenderla, por lo que fue trasladada al nosocomio estatal, estancia que a sabiendas del trauma cerebral con que llegó la menor, además de golpes y laceraciones visibles, no dio parte a las autoridades correspondientes.
“Ella falleció por el trauma en la cabeza, pero la niña llegó -al hospital- con el hígado dañado, el estómago sangrando y la pelvis fracturada” así como mordidas en el cuerpo, además del desgarro anal que indicaba violación, expresó con profundo dolor Brenda, quién a pesar del tiempo, dice no poder resignarse ante la pérdida de su única hija, a quién vio con vida por última vez el 29 de junio de 2018.
No entiendo, comenta, porque las autoridades no retuvieron a Diego en barandilla si ya estaba detenido, si en el área de homicidios de la Procuraduría, le comentaron que por lo sucedido, al agresor se le fincarían responsabilidades penales.
Con un dolor lascerante, Brenda manifiesta que Diego la golpeaba constantemente, además de amenazarla y asegurarle que, a él, nadie podía hacerle nada, pues contaba con amigos y familiares influyentes, como su tío, el peluquero que elabora las pelucas oncológicas del Hospital Infantil, lugar al que precisamente Valentina fue ingresada y del que su madre la vio por última vez con vida.
