STAFF/Alejandro Amado
A raíz de recibir un trasplante se ha convertido en promotor de la donación de órganos
“Mi visión es perfecta, desde mi trasplante no ha avanzado la graduación, sí se ha adelgazado la córnea en micras, pero no como para que se haga necesario otro trasplante. Se trata de una enfermedad crónica degenerativa”, declaró Jesús González, beneficiario del primero trasplante que se realizó en el Hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Charo, ubicado al oriente de la capital michoacana.
Su cirugía se realizó hace cuatro años y duró varias horas, en ella estuvieron presentes un nutrido grupo de medios de comunicación y estudiantes de Medicina. Aunque ya se realizaban trasplantes en la desaparecida Torre de Urgencias, este fue el primero que se realizó en el hospital mejor equipado del IMSS en Michoacán.
A raíz de recibir el trasplante, Jesús se convirtió en un promotor de la cultura de donación de órganos y ya convenció a familiares y amigos de donar órganos y recordó que no todos son candidatos, pues se toman en cuenta aspectos como el estado de salud y condición física de los posibles donantes, así como las condiciones del fallecimiento del donante.
“Ahorita toda mi familia, tíos, primos y mi núcleo familiar son donantes, y estamos apoyando campañas de donación. Que eso no cuenta mucho pero traemos la camiseta bien puesta en este sentido. Me invitaron a esta misa y yo de inmediato acepté, a mí me interesa mucho que en nuestro país se desarrolle más esta cultura de donación y se lleven a cabo más trasplantes. Parece un tema tabú pero es algo que ayuda muchísimo”, señaló.
Lamentó que aún persistan mitos respecto a la donación de órganos, como que te dejarán morir si llegas a un hospital tras un accidente y eres donador o un mercado negro de tráfico de órganos, el cual consideró muy difícil de que exista de forma generalizada al interior de las instituciones de salud. Refirió que sólo uno de cada 10 trasplantes en México son cadavéricos, cuando en contraste en países del primer mundo son nueve de cada 10 los donantes cadavéricos.
Cuestionado sobre si le gustaría conocer a la familia de quien le donó las córneas reconoció que sí tiene la inquietud pero la ley lo prohíbe, sin embargo dijo pedir a Dios por la familia de su benefactor anónimo.
