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Don Juan Reynoso: virtuoso del violín// By @Ruy_Carreno

editoriales

Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.
Soy Rodrigo Carreño, orgulloso “Terra-Calentano”, guerrerense de corazón, egresado de la Licenciatura en Derecho por la FES Acatlán de la UNAM; un tipo sencillo, apasionado por la vida; la curiosidad me hace vivir en una constante búsqueda, aprehensor de palabras y versos, amante de la poesía y de la mujer, como la obra más bella y perfecta de la creación. Mi perversidad es tan grande, que los haré diabéticos con tanta miel. En la patria de las letras, existe una revolución constante, limitar éste espacio sería atentar contra la libertad, aquí hablaremos de muchos temas poesía, arte, música, folclore, de lo cotidiano, política y de temas jurídicos de interés general; la imaginación encuentra sus límites en lo infinito.

Por Ruy Carreño

“Siempre he creído que (la música) es la expresión de la alegría o la tristeza, según el estado de animo de las personas. Aunque hay de plano a quienes no les gusta lo que oyen, así pueda estar uno echando el alma, queriendo quedar bien”.

Juan Reynoso Portillo.

 

                La música calentana tiene la virtud de hacer de la tristeza, notas y versos de alegría; así toda historia de amor o desengaño: es pasión genuina. Al momento en que escribo estas líneas, me siento dichoso, enamorado y loco a la vez, ¡ay violines: música en el alma!

Foto vía Roberto García (La Jornada)
Foto vía Roberto García (La Jornada)

Un violín hay en especial, del cual quiero contarles: el violín de don Juan Reynoso Portillo. Si tan sólo pudiera pintar sus notas, el violín llora, canta al amor; hace de éste instante un momento eterno, mágico; espacio y tiempo convergen en esa prolongación sonora: ritmo; sonidos y silencios que se desenvuelven en una secuencia lineal: melodía; ondas sonoras suspendidas en el aire, arte y ciencia a la vez: armonía; color y dinamismo en la ejecución instrumental, creadora de matices: de poesía.

La música de Juan Reynoso, reúne todos y cada uno de los elementos musicales, antes bosquejados; su maestría y virtuosismo en la ejecución del violín es admirable; por ello es para mí el más grande interprete de la música regional calentana (“aunque les parezca mal”, como dice la letra del Gusto a Coyuca de Catalán), pero,¿por qué don Juan y no otros músicos?, es cierto que como don Juan lo dijera alguna vez, hay muchos músicos antes que él, considerados también como grandes iconos de la tradición musical calentana, algunos de ellos incluso fueron sus maestros, como J. Isaías Salmerón, Remigio Rentería, así como los hermanos Guadalupe y Félix Tavira; más don Juan Reynoso, tuvo un espíritu nato para la ejecución del violín, llegando a dominar escenarios nacionales e internacionales y a cautivar el público de su tiempo.

Para quienes aún están por descubrir quien fue “el Paganini de la Tierra Caliente”, como también se bautizara al maestro Juan, es preciso decirles que él nació el mero día de San Juan, un 24 de junio de 1912, en Ancón de Santo Domingo, Municipio de Coyuca de Catalán, Guerrero; quien fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1997, en la categoría de Artes y Tradiciones Populares, así como la presea Generalísimo Morelos 2006, entre otros reconocimientos; destacando su impartición de clases de música regional calentana a violinistas estadounidenses.

A 103 años del natalicio de don Juan Reynoso Portillo, no hay homenaje que valga, la cadencia en la interpretación de Gustos como “¡Ay que bonita mujer!”, “Santo Domingo” y Sones como “La Tortolita”, sólo por mencionar algunos; su música lo hace inmortal, su música: anima eterna, orgullo regional.

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