MICHOACÁNSOFTNEWS

#Michoacán Bertha Servín: Artesana Que Vistió A Michelle Obama Y Llegó Al Vaticano

A pesar de sus triunfos y reconocimientos internacionales, ella considera que su mayor logro es poder transmitir su conocimiento a las generaciones futuras

STAFF/Eliza Flores

Bertha Servín Barriga, es originaria del Rancho de Santa Cruz, un lugar muy cercano a Tzintzuntzan; en su pueblo las, mujeres se dedican a bordar, es una de las principales fuentes económicas de las féminas; Doña Bertha tiene más de cincuenta años bordando.

Cuando era niña ayudaba a las labores del campo, acompañaba a su padre a la milla en los alrededores del lago, con una varita dibujaba en la tierra y ella imaginaba “hacer mapas” con todo lo que veía a su alrededor; así comenzaba a gestarse la carrera que emprendería Bertha unos años después.

“Recuerdo que acompañé a mi abuelita a comprar tela para su fondo, una tela muy sencilla, yo solo la veía ahí en la casa y no sabía si agarrar un pedazo o no, pero me ganó la curiosidad y corté un pedazo, me puse a bordar una navidad y ese fue mi primera historia”, este bordado lo sometió a un concurso de nivel estatal con el que ganó su primer reconocimiento especial, Doña Bertha no paró y así comenzó a bordar las historias de su pueblo.

Doña Teófila Barriga González fue su maestra, ella le enseñó puntadas como el rococó y el deshilado, posteriormente aprendió el punto de cruz y el tradicional bordado p’urhépecha, todos estos bordados no tuvieron fines lucrativos, fueron la antesala de la producción tan grandiosa que haría Doña Bertha hasta estos días.

Con el paso de los años comenzaron a observar que la migración golpeaba a su pueblo, donde varias mujeres quedaron solas, sin el amparo y apoyo económico que representaban los maridos, por lo que decidieron emprender y bordar prendas para venta, y así obtener ingresos y mantener a sus familias.

Esto surgió de un grupo de entre seis y siete mujeres, sin embargo esta forma de trabajo comenzó a enseñarse entre las mujeres de la familia y amigas, creciendo tanto esta actividad que al día de hoy en Santa Cruz hay más de cien mujeres bordadoras, las cuales se han organizado en dos cooperativas.

En 1980 nació la Cooperativa Tata Vasco de Quiroga, Doña Bertha y otras mujeres orgullosas de sus bordados trabajan y venden sus prendas en conjunto en la modalidad de cooperación, siendo ésta la mejor forma de salir adelante, demostrando que se han organizado y dado como resultado el que hayan logrado auto emplearse por más de cuarenta años.

Doña Bertha ha sido de las mujeres más sobresalientes en el bordado de la zona Lacustre del Lago de Pátzcuaro, se le considera una Maestra Artesana, ha dado clases en talleres en muchas partes del estado y antes de la pandemia por COVID-19 se desarrollaba como profesora en el Antiguo Colegio Jesuita en Pátzcuaro; este tiempo lo ha pasado muy cercano a su familia y su nieta ha comenzado a tomar clases de bordados, creando por primera vez un cubrebocas que ella misma porta.

Al visitar las tienda de Doña Bertha y el local de venta de la Cooperativa Tata Vasco en la Casa de los Once Patios, podrán encontrarse con que estos lugares albergan piezas de gran calidad, pero sobre todo valor cultural.

Ya qué hay historias tan grandes que cubren el cuerpo completo de Doña Bertha; cuadros que ella llama “El árbol de la Vida”, rebosos con más de 50 historias del pueblo p’urhépecha, trajes de falda, blusa y reboso con más de trescientos bordados que abarcan casi el noventa y cinco por ciento de las prendas.

Premios locales, estatales, nacionales e internacionales avalan la calidad del trabajo, imaginación, amor y entrega que deja Bertha Servín en sus bordados; aparecer en libros de artesanos que recopilan historias de todo el mundo es otro de los méritos que en vida ha disfrutado.

Con alegría y orgullo, saca los libros y enseña las páginas que cuentan su historia, y las propias historias que ella ha inmortalizado en sus bordados, hay cuadros que ella elaboró y que han sido colgados en el Vaticano, inclusive ha vestido a Michelle Obama; sin embargo, Bertha considera que su mayor logro es poder transmitir su conocimiento a las generaciones que continuarán contando las historias de su amado pueblo p’urhépecha.

Botón volver arriba